18 de noviembre de 2006

LA BIBLIOTECA DEL PRESIDIO DE PACHUCA

La consabida falta de fuentes originales que tiene nuestra ciudad, es decir, de documentos de primera mano que se conservan en archivos para su estudio, no es suficiente motivo para desdeñar la investigación histórica relativa al pasado de la capital del estado de Hidalgo. Existen otras fuentes, como por ejemplo las hemerográficas, que también arrojan mucha luz sobre ciertos episodios, personajes, inmuebles y otros elementos, que finalmente, nos dibujan una perspectiva más completa del ayer de nuestra minera urbe.

Haciendo un seguimiento en el periódico El Reconstructor, el cual se publicaba desde finales del siglo diecinueve, podemos enterarnos de un hecho significativo acaecido el lunes 10 de octubre de 1898: la inauguración del primer espacio cultural para personas privadas de su libertad, o en otras palabras, la biblioteca de la cárcel de estado.

El reclusorio estatal había sido instalado algunos años antes en parte de lo que fue el monumental edificio del Colegio Apostólico de Propaganda Fide de San Francisco de Pachuca, el cual desalojado por sus moradores originales, -los frailes de la Orden de la Más Estricta Observancia-, por varias disposiciones legales del gobierno de don Benito Juárez, fue cedido al Ayuntamiento de la ciudad. La construcción religiosa comenzó su finca en el año de 1596, pero fue hasta el siglo dieciocho en que su benefactor, don Pedro Romero de Terreros, impulsó las ampliaciones del convento con fines de mejorar el entrenamiento y educación de los seminaristas que se preparaban para ejercer la carrera de misionero religioso en la Sierra Gorda y el septentrión mexicano. La exclaustración de los regulares descalzos comenzó hacia 1861, después quedó abandonado el edificio por algún tiempo, hasta que se acondicionó entre sus espesos muros, la cárcel del estado.

A la inauguración de la Biblioteca del Presidio de Pachuca, realizada a las 10.30 horas de la mañana, asistió una comitiva compuesta entre otros por los señores padrinos Vicente Madrid y don Trinidad Vázquez; en el acto llevado a cabo en la capilla privada del conjunto arquitectónico, hizo uso de la palabra el señor don Manuel Aguirre Olvera quien entonces desempeñaba el cargo de alcalde. También concurrió al evento el señor gobernador don Pedro L. Rodríguez. Durante la emotiva ceremonia tocó la Banda de Música de la Escuela Correccional y la Banda de las Fuerzas de Infantería quienes entonaron el Himno Nacional y la Marcha de Honor. La Biblioteca se consolidó gracias a la iniciativa y empuje de Bernabé Bravo, director del periódico El Reconstructor. En cuanto al fondo de libros, este fue formado con varias donaciones, entre ellas la del señor Hevia y González quien donó 6 tomos de la Historia Universal, otros padrinos donaron obras de Alarcón, y muchos otros volúmenes más. (El Reconstructor, 16 octubre de 1898). Andando el tiempo, el acervo bibliográfico del local fue lentamente enriquecido, así el señor Licenciado don Francisco Hernández obsequió a la biblioteca tomos de música, cultivo de algodón, agricultura y un ejemplar destinado a aprender el oficio de tornero. (El Reconstructor, número 58, publicado el 18 diciembre de 1898).

La tarea educativa y libresca encaminada a lograr la readaptación social de los internos, no terminó con la apertura de la biblioteca. Pronto hubo una serie de conferencias dictadas por connotados hombres de la elite cultural y científica de la ciudad. La primera de ellas se realizó el 5 febrero de 1899 en la galera de sentenciados y estuvieron presentes 30 presos y el señor gobernador. En ella el notable gestor Bernabé Bravo propuso que las conferencias en la biblioteca se efectuaran regularmente en bien de las prisiones, con el objeto de mejorar en todos los sentidos las condiciones de quienes las ocupan.
La segunda conferencia se dio en marzo del mismo año y estuvo a cargo del Licenciado Don Joaquín González, terminó a las 12.20 horas. (ER núm. 66, 12 de febrero de 1899).

La tercera conferencia la dictó don Enrique Barredo el 9 de abril de 1899 (ER núm. 74). Hubo después un Informe sobre la Biblioteca el cual fue dado a conocer en el número 85 de El Reconstructor el cual se publicó el 25 de junio de 1899. La sexta fue realizada por don Felipe N. Barros. (ER núm. 88, 9 de julio de 1899). La séptima conferencia se efectuó el 6 agosto 1899, y estuvo a cargo de don Jesús M. Rábago. (ER núm. 93, 13 de agosto de 1899).

Nuestro informante daba muchas otras noticias de carácter político, comercial, nota roja y aspectos sociales: el número 88 del 9 julio de1899 pormenorizaba la inauguración de tres nuevas salas en el Hospital Civil de Pachuca las cuales tuvieron los siguientes nombres: sala Talavera, sala Montes de Oca y sala Ruiz Sandoval.

La octava y novena conferencias se dictaron el 3 de septiembre y 8 de octubre de 1899, según publicó el periódico en sus números 97 y 102 editados el 10 de septiembre y 8 de octubre del mismo año respectivamente.

Ya casi al finalizar el año, un artesano humilde de nombre Nacho Salgado donó a la biblioteca del Presidio, un ejemplar completo empastado del título “Historia General de México” del autor Don Niceto de Zamacois. (ER núm. 105, 5 de noviembre de 1899). El número 107 del 19 de noviembre daba a conocer que la Biblioteca del Presido, tenía ya 600 volúmenes.

Finalmente la décima y undécima conferencias, al menos de este primer periodo, se dictaron el 12 de noviembre y 3 de diciembre del año en cuestion; ésta última se celebró en la Galera número 2 de la Cárcel del Estado y estuvo al cuidado de don Gonzalo Castañeda.

Por otra parte, el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Hidalgo, Tomo XVI de junio de 1883 a mayo de 1884 editado en Pachuca en el mismo año de 1884, señala lo siguiente: “Frente al local donde se halla establecido el Presidio de esta ciudad, se ha construido un nuevo jardín con sus glorietas y una fuente. Débese la mejora a la actividad del Sr. Luis Lagarde, actual presidente del municipio y a la cooperación de varias personas respetables que se han dignado contribuir para la construcción de la obra.”

No conozco que final tuvo el importante fondo bibliográfico de la biblioteca carcelaria, lo cierto es que su sede, es decir el inmueble del ex convento de San Francisco, es ahora por mucho, el edificio colonial más antiguo e importante en los ámbitos artísticos, arquitectónicos, sociales y religiosos de la ciudad de Pachuca.

Foto: 12 de noviembre de 2006, azotea del exconvento de San Francico de Pachuca.



11 de noviembre de 2006

NO CREO QUE SEA REAL

En la barca ciega de la soledad que espina
Huye la difusa sombra que huele a mujer
Gozosa ausente que envicia y domina
Apertura dulce, agua ilícita de beber

La blanda parece dicha delante de la reja
Sigo sin los dedos mojados en el pastizal
La sonrisa de diosa es cruel porque se aleja
La gaviota joven no baja a probar la sal

No baja los ojos la atenea inmensa, divina
No existe trampa alguna que la haga caer
Hay amor excelso y promesas en la esquina
Aun, el señuelo ebrio no la puede vencer

Mi ilusión herida su marcha despeja
Nunca hubo contacto físico ni mental
La extraña ignora mi vida olvidada y vieja
Concluí: “que bueno, me hace tanto mal”

Seduce su figura esbelta, amable, fina
Sabiendo que nunca se podrá poseer
Su existencia admira, aturde y fascina
La diosa que solo a ratos se vuelve mujer

Despiadada no hace caso a mi flaca queja
Es egoísta con los frutos de su panal
Reina del gozo, mi dueña me maneja
Ella es solo fantasma, ¡no puede ser real!


Foto: Río de Real del Monte, Hidalgo 11/11/06