21 de junio de 2007

SAN BARTOLO

Es bien sabido que la ciudad de Pachuca no cuenta con construcciones religiosas relevantes, es más, en tratándose de recintos destinados al culto católico, la cantidad promedio es todavía muy inferior. Sin embargo frente a este paisaje desértico se levanta una iglesia en el centro del antiguo pueblo de San Bartolo, ahora una activa colonia absorbida por la mancha urbana de la capital del estado de Hidalgo que resulta más que digna de una visita. La relevancia que tiene nuestra construcción aludida es que es la única iglesia alejada relativamente del centro de la ciudad con torres regulares que le dan al paisaje urbano el aspecto de una verdadera urbe. La edificación es de por lo menos del siglo XIX; los únicos datos que encontré es que para el año 1901 se dejó de usar el atrio como cementerio. En 1907 fue ampliada la nave y se instaló un reloj público como remate de la fachada. El predio aloja como vecinos al templo, la sacristía, la antesacristía y otras piezas destinadas a usos varios, una de las cuales se utilizó como escuela, todo independiente del atrio. El templo es de una sóla nave de planta rectangular limitado por muros de mampostería que sustentan la techumbre de envigado. La fachada ve al poniente y está formada por un vano con cerramiento de medio punto y jambas con impostas; en la corona tiene una caseta -que resguarda un reloj público- la cual remata en un frontón triangular con tímpano liso, a los lados tiene dos torres igualadas cuya correspondiente a la izquierda guarece al campanario.

La nave esta seccionada en cuatro cuerpos en cuyo primer espacio está asentado el coro con barandal de madera; la última sección es el presbiterio que tiene un basamento de madera y una escalinata de seis escalones.

El templo recibe luz por la parte de la fachada principal y por dos ventanas envidriéradas ubicadas a los lados del presbiterio, más tres óvalos en cada lado de la nave. Su construcción es de mampostería cubierta de envigado y el antiguo piso fue de ladrillo. La parroquia pertenece al obispado de Tulancingo, pues hay que recordar que Pachuca por alguna u otra razón no es sede episcopal.

Aunado a todo esto, se encuentra en el cerro contiguo a la iglesia una pequeña capilla con advocación a la virgen de Guadalupe. Tiene un acceso difícil que es por el frente lleno de rocas y otros contratiempos que aun así lo hacen parecer el camino corto. Hay otra vía de acceso que es por la calle Tepeyac, pasando el barrio La Cruz se encuentra un camino más accesible que sirve incluso para las peregrinaciones que se llevan a cabo cada mes de diciembre.

Yo recomiendo una visita obligada a la capilla, pues desde ahí o desde antes, se aprecia la ciudad de Pachuca…¡como nunca antes se había visto!

Yo conocí todo esto hasta el 16 de junio de 2007 día que por fin cumplí mi sueño de subir los pocos metros del cerrito, pues siempre veía con envidia la capilla desde abajo y entonces decidí emparejar lo social con lo natural. Es uno de mis cerros (creo que el último que me faltaba subir), y aunque tardé mucho en conocerlo, digo ahora: ¡¡que incomparable amanecer se ve desde ahí!! Tengo fotos tomadas desde la perspectiva única de su lugar privilegiado. Debo tenerlas, pues soy el Vagabundo Amante de Pachuca.

3 de junio de 2007

HIPPIES

Posiblemente la moda juvenil más interesante de todos los tiempos y que por sus contenidos pretendió -y en cierta forma logró, al menos en la reflexión- un cambio de vida de las sociedades modernas, fue el de los hippies que tuvo su momento culminante a finales de la década de 1960. Esta peculiar forma de cultura juvenil no duró mucho tiempo, pero aún así es uno de los modos de vida más coloridos con características, estilos, música y pensamientos propios. Al movimiento hippie también se le conoció como la avanzada del Poder de las Flores cuyo slogan general fue Amor y Paz y otro que dio a conocer John Lennon: Haz el amor, no la guerra que reflejaba con mucho el marcado espíritu pacifista.
La filosofía de esta contracultura o subcultura según otros, cuestionaba al sistema capitalista, al consumismo y al desagradable apego a los bienes materiales. El estilo de su vida comunal al igual que el de su ropa y tendencias fueron únicos si bien por otra parte muy criticados.

Los principales antecedentes del movimiento hippie podemos ubicarlos en los años cincuenta, cuando aparecieron en Estados Unidos los beatniks quienes con su irreverencia fantasmagórica trataron de mostrar al mundo sus ideales de horizontes renovados; hijos o producto tal vez, de la posguerra, los beatniks, estilizados por el cine, de ropas obscuras que olían a elegancia bohemia -al estilo del novelista Jack Kerouac o de otros intelectuales de la Generación Beat como el poeta Allen Ginsberg- que se vieron transformados con la llegada del rock and roll, género en el cual el mundo civilizado encontró un escape, una máscara y la codiciada válvula de rebeldía. Pero los hippies se alejaron de este look sombrío para buscar en la naturaleza las nuevas respuestas de las preguntas de siempre.

Con cintas en el pelo cada vez más largo tanto en mujeres como en hombres -estos a su vez también usaban barbas apostólicas-, con huaraches, túnicas y aromas orientales como el patchuli, los hippies encontraron en la igualdad de razas, en el amor a los seres vivos, en su oposición a la violencia y en la sencillez de vida, un estilo propio de existencia que transmitieron por medio del ejemplo, la ideología, la poesía, la música y hasta en la literatura, el nuevo despertar a las imposiciones del sistema. Todo como un modelo alternativo frente a las sociedades decadentes cuyo nuevo dios máximo es el dinero.

La indumentaria de los chicos de pelo largo consistía en ropa de colores brillantes o a veces desteñidos, con ornamentos importados (es decir copiados) de los pueblos prehispánicos o africanos, como collares pulseras y muchos otros que dieron pie a otro numerito conocido como la era psicodélica. En ocasiones la ropa la confeccionaban ellos mismos como protesta a la imposición capitalista y mercantilista.

Otro rasgo de los hippies fue su rechazo a las reglas morales que en forma de construcciones sociales, había inventado desde hace mucho tiempo la llamada civilización. Por ello estaban a favor de la liberación sexual y por lo mismo pensaban que no era sana la monogamia, era mejor tener muchos esposos o esposas, tal como sucedía al principio de la humanidad. Los hippies, vigilantes de lo mejor del pasado humano se apropiaron de lo que naturalmente ha sido distingo de nuestra especie, claro, con un toque del siglo XX.

Enemigos del pernicioso sistema capitalista, nutrieron en consecuencia sus ideas en el marxismo (el trabajo comunal entre otros), también buscaron mejores modelos en las prácticas y costumbres de pueblos indígenas americanos y en las religiones antiquísimas orientales cuyo promotor más sobresaliente fue George Harrison. De hecho Los Beatles aportaron la frase mundialmente conocida y la más bella que identifica la identidad y acción de los hippies: Todo lo que necesitas es amor. Bob Dylan colaboró con la frase La respuesta está en el viento, en tanto John Lennon lo hizo con Den una oportunidad a la paz. Scott McKenzie por su parte cantó San Francisco, una exaltación a la cuna del movimiento hippie.

Todo el mito y el rito del universo hippie encontró su punto culminante en el Festival de Woodstock realizado del 15 al 17 de agosto de 1969, grandiosa postal cuyo marco fue la temida permisividad en cuanto a sexo, drogas y rock and roll.

Los hippies además, renegaron del nacionalismo y de la guerra de Vietnam, conflicto que por otra parte les permitió levantar el estandarte contra la violencia. Rechazaron los valores impuestos en las clases medias y denostaron a las oligarquías y a las grandes trasnacionales.

El uso del incienso y la recuperación de los valores naturales de las plantas coadyuvaron al uso de drogas extraídas de plantas como la marihuana, el hachís y el peyote que les provocaron nuevas sensaciones y hasta percepciones o distorsiones de la realidad.

Un mundo afable, loco, distinto, pacifista, amoroso, lleno de símbolos, pantalones acampanados y flores, fue el de los hippies, mundo que poco a poco fue perdiendo su sentido original. Sin embargo como propuesta o reacción ante los poderosos que definen y dominan, yo la considero como una de las más bellas opciones que ha tenido la historia de la juventud.