12 de diciembre de 2014

ANDREA TRUE CONNECTION BY ALVARO AVILA PROJECT


        
Dentro del cine de culto, no se puede obviar lo que social, económica, moral y culturalmente, representa el género porno en todas sus variantes. La sexualidad es tan humanamente normal o normalmente tan humana, como cualquier otra necesidad corpórea o psíquica. Es como el comer, se puede hacer de manera refinada o vulgar, pero de cualquier modo hacerlo satisface una etapa o unos momentos de la supervivencia del hombre y la mujer. Nadie se espantaría de películas donde se les ve a una pareja alimentarse (de hecho hay una protagonizada por Marcello Mastroianni: “La grande bouffe” que trata ese tema, entre otras). Empero, en tratándose de la actividad intima, muchos caminan de puntillas ante el tema. Y pensar que gracias al sexo, existe la raza humana. ¡Aún y con todos sus prejuicios!
         Algunos de nosotros, nos gusta mirar mujeres audaces, fatales. Las admiramos de pies a cabeza, pero siempre y cuando no sea la propia madre, esposa o hermana, porque entonces ahí entra la controversial doble moral. Nos seduce verlas bailar y hasta pagamos lo indecible, sólo por una sonrisa. Nos enamoramos de afuera para dentro, pero, ¡por  supuesto que nos enamoramos! No quiero ponerle ningún sustantivo, ni calificativo a estas mujeres que a mí me embelesan, y sólo puedo decir que ellas también se enamoran profundamente pues tienen sentimientos, a veces más intensos que las monógamas. Muchos critican, pero pocos alaban y reconocen el beneficio y placer que han dado a millones de hombres a través de la historia.
         Andrea True, fue una actriz de esas que deseamos, pero sólo mientras dura el placer prometedor instintivo y animal. Cuando este fuego se apaga, entra una especie de remordimiento. 
Yo la admiro muchísimo, porque no fue hipócrita. Nunca negó su pasado. Pero también la adoro, (independientemente de su belleza), por su hermosa voz, tiene un encanto especial y desde luego sobradamente erótico. Ella es una de las pocas artistas que triunfó de una manera tan singular, con ¡un sólo éxito! El tema de “More, more, more” fue un súper hit mundial que hoy día me sigue cautivando de una forma muy particular. El tema tuvo su versión en español –yo la llegué a bailar- la cual ahora es prácticamente imposible de conseguir. La canción es muy disfrutable y sólo hay dos videos de la misma. La grabó como “The Andrea True Connection”.
        Andrea Marie Truden nació en Nashville, Tennessee, de niña estudió en una escuela femenil católica llamada Saint Cecilia Academy en su ciudad natal. De adolescente se mudó a Nueva York, donde intentó incursionar en el mundo del cine, interpretó pequeños papeles en películas como “The way we were”.
Sin mucho éxito, recortó su apellido a True y filmó más de 60 cintas tres equis en los años 70 y la primera mitad de los años 80. Cuando ya era conocida por sus películas, una empresa la contrató para filmar algunos comerciales en Jamaica, Andrea quebró mientras estaba en la isla y le pidió ayuda a un amigo de apellido Diamond para regresar a Estados Unidos, el resultado fue el tema “More, more, more” que Buddah Records publicó en el invierno de 1975 el cual tuvo un éxito inmenso. Siguió el álbum “White Witch” del cual se desprendieron otros dos sencillos exitosos. En 1980 publicó su tercer y último disco Larga Duración el cual pasó inadvertido. Dejó la música por un tumor en la tiroides. Murió en el año de 2011 en un hospital de Nueva York a los 68 años de edad, abandonada de su atractiva juventud, terminó sola, sin familiares.

Siempre quiso ser recordada por su música y no por sus otras actividades artísticas particularmente la de actriz de cama.
         Andrea fue muy hermosa, sexy y de una deliciosa  voz. Su tema cumbre todavía se escucha por doquier…

PD. ¡Ella Connection y yo Project: un ambicioso coctel para enfrentar al infinito!

11 de julio de 2014

LOS PRIMEROS COMPAÑEROS DE SAN FRANCISCO DE ASIS


San Francisco de Asís, nació en el año de 1181 en la provincia italiana de Umbría. En realidad se llamó Giovanni Bernardone, pero como desde muy joven le gustaba recitar apasionadamente canciones francesas, su padre Pietro, le sobrepuso el mote de Il Francesco. El llamado  Poverello d'Assisi tuvo una juventud licenciosa hasta que en el año de 1205, se vio sumergido en una larga enfermedad; al año siguiente tuvo un sueño místico y revelador que le empujaron a renunciar a los bienes materiales, a vivir en soledad, oración, y a convivir con pobres y leprosos.

En 1206 hizo suyo el hábito de ermitaño y meses adelante trabajó en la reparación de la ermita de la Porciúncula, en donde descubrió su vocación evangélica y apostólica. En 1208 formó una comunidad de misioneros y en menos de un año escribió su Regla que fue aceptada por el pontífice Inocencio III. La hermandad se llamó Orden de Frailes Menores. También fundó la vertiente femenina franciscana con el nombre de las Hermanas Clarisas. Fue un imitador de Cristo y es el primer caso que se conoce de estigmatización.

Dentro de la obra pictórica que aloja la Capilla de Nuestra Señora de la Luz, -la cual forma parte del ex convento de San Francisco de Pachuca.- se muestran varios óleos entre los que destaca uno, cuya composición representa la escena donde está San Francisco con sus primeros compañeros: Bernardo de Quitavalle y Pedro de Cattani, (falta Gil de Asís), quienes resultaron ser los fundadores de esa admirable orden evangelizadora que fue la primera en llegar a México para realizar su labor educativa y asistencial.

La pintura tiene un inquietante contraste de tonalidades e inspira en el espectador, por un lado los modelos estilísticos de la época y por otra el dialogo del autor que quiere comunicar el estado emocional y psíquico, de tres hombres que sueñan con la unidad del mundo, a través de Dios, en una rara conexión de lo terrestre con lo celestial.