28 de octubre de 2007

PRIMERA EXPO BEATLE MÉXICO

Hoy domingo 28 de octubre de 2007, culmina la Primera Expo Beatle celebrada en Galería Plaza de las Estrellas de la Ciudad de México con motivo de su 25 aniversario. Este fue un evento sin parangón porque aparte de realizarse en cuatro días distintos y con la presentación de un número record de grupos tributo a Los Beatles, tuvo como contexto, una importante venta de productos especiales de memorabilia y exhibición de creaciones de arte relacionadas al grupo de Liverpool, entre otros. Fueron muchos los grupos que participaron en la Expo entre los que podemos destacar a Revolution, Revolver, Help!, Rubber Soul, New Aleph, Back Beat, Bulldog, New Aleph y La Morsa. El conductor del evento fue Francisco Pérez, colaborador del programa “Concierto Beatle” de Pachuca Hidalgo, quien me invitó a conducir por un rato tan magno evento.Seguramente esta primera Expo, será por mucho, una de las actividades más difíciles de superar en México no sólo por la cantidad de grupos y personalidades que ahí se reunieron, sino por lo hermoso y trascendente del lugar: Plaza Galerías uno de los centros comerciales más importantes del mundo entero.

TIANGUIS CULTURAL DEL CHOPO

Después de muchos años de no ir de “shopping” al Chopo, hoy tuve de nuevo la oportunidad de recorrer sus numerosos puestos. La excursión me llevó a concluir que si bien ya no es lo que fue hace años, todavía sigue siendo en cierta forma, un mercado único en el mundo, especializado en música no convencional contemporánea y en objetos que rodean a este gusto o modo de vida extraordinario, me refiero al rock and roll, y a todas sus variantes y derivaciones.

El Tianguis, -según comentan los puesteros más viejos- nació de una muestra rockera que se montó en el museo universitario del Chopo ubicado en la colonia Santamaría la Rivera, el éxito fue tal que pronto salió a la calle adyacente González Martínez donde estuvo hasta el año de 1985. Fue precisamente en esta vía donde yo conocí el tal mercado llamado popularmente El Chopo. Ya desde ese tiempo era yo un fanático irrefrenable sobre Los Beatles y me enteré en algunas revistas sobre el Tianguis y decidí visitar el lugar. La primera vez que fui quedé terriblemente embobado, no sólo por el tipo de música, revistas, películas, libros, inciensos, carteles e innumerable memorabilia mucha de ella artesanal que ahí se podía conseguir, sino sobre todo por el tipo de personas que deambulaban bajo el sol de la ciudad capital de México: había por ejemplo hombres muy delgados calzados con sandalias y el pelo tan largo que les llegaba a la cintura, había otros de barba profusa y vestidos de forma peculiar, había también chicas bellísimas que sólo podían hacer pareja con los antes descritos.

Yo sabía que uno de los modos de adquirir material era el intercambio, pero confieso que por más que le hice la lucha, jamás pude intercambiar nada, todo lo que adquirí fue comprado y no a bajo costo. Eso sí, conseguí objetos, artefactos y discos esplendidos que poco a poco incrementaron mi colección sobre los Escarabajos de Liverpool, recuerdo entre otras cosas el fotodisco en vinil de las sesiones completas del show de Ed Sullivan de manufactura alemana que me costó, en ese entonces, sesenta pesos.

Después el tianguis se cambió de sede y yo lo seguí por todas partes: el casco de Santo Tomás, el kiosco morisco, la calle de Oyamel (atrás del cine La Raza) y por supuesto en su ubicación actual que es la calle Ignacio Aldama de la colonia Guerrero justo a un lado de la antigua estación de Buena vista y de la desastrosa obra foxista: la Biblioteca Vasconcelos.

Ya son veintisiete años de incidir todos los sábados con esta propuesta no subcultural sino contracultural, es decir, un lugar donde los jóvenes de diferentes generaciones han hecho suyo este espacio de expresión, unas banquetas de encuentro y de arte corporal, amén de los mercaderes que también hacen de las suyas.

Ahí han coexistido por ejemplo aparte de los “ruca n roleros”, jipis y los que gustan del jazz o blues, los punks, los metaleros, los grunch, los hip hop, los de ska, rasta, rock industrial, reggae y muchas otras tribus y por supuesto la invasión de los vampiros góticos, los darketos de los que no se cansa uno de asombrarse ni de admirar por lo singular de su indumentaria, maquillaje y cortes o usos de cabello.
El Chopo es un lugar de culto, de identificación con la rebeldía hacía el pop, el regaton y toda esa basura que los medios de comunicación como televisa nos quieren imponer con artistas más que chafas (y que lamentablemente en algunos casos lo logran, y lo que es peor, sin que los afectados se den cuenta).

En fin, El Chopo es uno de los pocos sitios de oposición a las ideologías impuestas y a los mensajes subyacentes que el sistema de consumo pretende atrapar.

Sobre el Tianguis que ahora nos ocupa, se han referido connotadas plumas como la de Carlos Monsivais y otras que sin tener tanto prestigio, tienen más autoridad moral por formar o haber formado parte de este mundo singular.

Hoy vi a un vendedor muy conocido en estos lares que se dedica ahora a las revistas y que tiene una muy particular forma de hablar. Antes, en este imperio de acetátos, él vendía discos que los coleccionistas catalogamos como raros, una ocasión un amigo mío de nombre Felix Islas, se acercó a su puesto lleno de curiosidad tratando de comprarle uno de ellos; dijó mi amigo:
-¿Cuanto cuesta este disco? el vendedor respondió con su acento característico:
-Mi material es mi material. Este vale 200 varos, ¡una, dos, tres..., me arrepentí,... ya no te lo vendo!

Conocer amigos y buena música de México y otros países, comer quesadillas, tomar cerveza (u otros), comprar prendas de vestir, accesorios, oír música en vivo, ponerse piercing o tatuajes, admirar exposiciones de pintura o guitarras, todo eso y más se puede vivir entre los más de doscientos locatarios extravagantes que conté. Pero la mayor experiencia es mirar a los cientos de concurrentes al Tianguis que sábado a sábado se arreglan a su muy creativo modo con el único fin de decirle al tiempo y a los demás “yo estoy aquí”.

Bien por ellos que ni las autoridades ni el sentido común han podido redimir.

22 de octubre de 2007

EL STAND DEL INAH EN LA FERIA HIDALGO 2007

No es la primera vez que el Centro INAH Hidalgo, es decir, la Delegación Estatal del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Hidalgo, promueve e intenta tener un acercamiento institucional multitudinario con la sociedad entera, sea de nuestra entidad o ajena a ella. Y que mejor escaparate global que la feria de tintes internacionales: Hidalgo 2007, que para mi es hasta ahora, la mejor organizada de todas las celebradas en nuestra entidad.

La feria aludida, surgió como tal, en el siglo XVIII cuando Don Pedro Romero de Terreros, Primer Conde de Regla y en su momento el hombre más rico de toda Nueva España, (fue el fundador del Monte de Piedad y quien compró los bienes de los jesuitas cuando estos fueron expulsados de México y además un consumado católico), organizó e institucionalizó algunas peregrinaciones desde sus espléndidas haciendas ubicadas en los entornos del ahora pueblo mágico de Huasca, hasta llegar en las madrugadas de todos los cuatros de octubres de cada año, a las puertas de la iglesia del Convento y Colegio de Propaganda Fide de Pachuca, en donde el guardián de la casa religiosa le abría las puertas y lo dejaba entrar junto a los fieles que habían hecho el gran recorrido, todo con tal de conmemorar al gran santo Francisco de Asís, el Poverello, quien fue una imitación ideológica de Cristo en casi todo su quehacer de vida en su breve paso por la tierra temporal. Y después de la ceremonia religiosa había un regocijo para el pueblo entero: una algarabía que pronto se convirtió en una fiesta popular que ni acaso el tiempo pudo moderar, sino muy al contrario. Con todo y que la patrona de la ciudad de Pachuca es la Virgen de la Asunción.

Muchísimos años después la feria perdió su espíritu religioso y se convirtió en la Feria Internacional del Caballo, así estuvo algunos años hasta que se concesionó a la empresa OCESA que llevó a los límites extremos de popularidad a nuestra celebración máxima.

Finalmente, el Gobierno del Estado de Hidalgo, con muy buen tino, creo yo, asumió su tarea social de comunicación y esparcimiento para con la gente, y organizó esta Feria 2007.

Son loables los alcances sociales y culturales de esta feria, pues finalmente fue una fiesta popular con precios más que módicos que incluyeron un buen número de espectáculos gratuitos; yo por ejemplo, nunca había visto cine en cuarta dimensión, y desde luego se agradecen esos detalles por parte de los que no tenemos muchas posibilidades de presenciar espectáculos de esa magnitud; además hubo rodeo, pista de hielo, delfines y teatro del pueblo con artistas de mucho renombre como La Sonora Santanera entre otros, y todo con el mismo boleto de veinte pesos que costó la entrada.

Pero a lo que me quiero referir de manera particular en esta ocasión, fue al pabellón Hidalgo o Pabellón Institucional que siendo el principal del recinto ferial, sólo alojó a la Secretaría de Turismo de Hidalgo, Balnearios, Restaurantes, Haciendas, Centro Histórico de Pachuca y al Instituto Nacional de Antropología e Historia en la entidad, el cual para fortuna nuestra fue el primero de todos.

Desde luego fue el pabellón más hermoso y cultural de toda la feria, con un mosaico gigante de aserrín multicolor en honor a Acaxochitlán, videos, música, libros, artesanías y miles de regalos para el interminable público que visitó el más atractivo espacio de toda la feria.

El stand de este año surgió a iniciativa de los trabajadores del INAH, quienes le pidieron al director del Centro INAH Hidalgo que se retomase esta oportunidad de darle presencia pública al Instituto, (yo ya había estado en un stand del mismo tipo hacía 17 años, y este es apenas el segundo en su historia), y el titular del Centro INAH Hidalgo vio en lo anterior, una gran oportunidad para dar cumplimiento a parte de los objetivos consignados en la Ley Orgánica del INAH que son la investigación, conservación, restauración y difusión del patrimonio cultural de México, (sea tangible o intangible). Se consiguieron entonces de áreas centrales del Instituto, algunos artículos del departamento de publicaciones del Antropología para venta, tales como monografías, postales, mini guías, discos compactos, biografías y otros que fueron de sumo interés para el gigantesco público visitante, esas publicaciones se tuvieron por cierto con un cincuenta por ciento de descuento. Había por ejemplo postales a color del Museo Nacional de Antropología e Historia a precio simbólico de dos pesos.

Además y como si fuera poco, tuvimos una muestra de reproducciones de nuestro patrimonio cultural, en nuestras tres épocas representativas de cultura, que fueron admiración y orgullo para todos los mexicanos. Me refiero a la prehispánica, colonial y etnográfica. También hubo fotografías de las actividades más representativas del Centro INAH, carteles y otros materiales que sirven para documentar a la gente sobre el impresionante y aún no valorado del todo, quehacer institucional del INAH.

Participamos en esta grandiosa empresa, Cecilia Sierra, Margarita Espinosa, Juan Arzate, Armando Arenas, Otilio Guerrero, Manuel Arenas, Héctor Bustamante, Vianeth Ramírez, Stephany Espinosa, Abraham Chinchillas, Ernesto Tovar y Froylan Ramos. Yo tuve la oportunidad de coordinar esta importante actividad, aunque dicen que el coordinador es el tonto que más trabaja en lo que todos queremos; pero en mi caso no fue así, pues a mi me gusta dar todo por lo que creo, tanto que en realidad, nunca lo sentí tan así.

De esta nueva experiencia, desde luego que hay muchas anécdotas que comentar pero solo quiero referir por ahora la del jueves 18 de octubre, ya muy cerca de la hora de cerrar, es decir las nueve de la noche. Se acercó al stand un niño no mayor de diez años y me dijo con una carita inolvidable: ¿Qué tiene de a tres pesos?...

Yo, que odiaba la tal feria, y que incluso dejé de ir como diez años, ahora fui todos los días, no con disgusto, sino con una gran alegría de representar al INAH y por ver a los seres maravillosos que se dejaron caer por allá, no se si por casualidad o con la intención malévola de que nosotros los conociéramos. ¡Ups!

17 de octubre de 2007

PLEASE PLEASE ME

Quiero agradecer con todo mi respeto y cariño a las 98 personas que votaron en la primera (modesta y nada original), encuesta de este blog sobre los primeros discos favoritos de Los Beatles.

Hubo en total 103 votos (cinco míos), que arrojaron los siguientes resultados. El Please Please Me obtuvo 37 votos para un total del 35%, With The Beatles 15, un 15%, A Hard Day´s Night 15, un 15%, Beatles For Sale 18, un 17%, y el Help! 20, un 19%.

Esta primera etapa creativa del grupo me parece muy pródiga y sumamente fresca, propositiva y de algún modo, inmejorable. Cuando la escucha uno, simplemente se tiende a rejuvenecer.

Por otra parte, es cierto que es criminal y muy descocado, poner a competir los discos de Los Beatles, pues cada uno de ellos significa una aportación grandiosa al arte y a la cultura general, pero, como en gustos se rompen géneros… es bueno saberlo.

Yo quedé feliz de que ganara el Please Please Me, el álbum debut de Los Beatles, pues contiene canciones maravillosas como “I Saw her standing there”, la incomparable “Anna”, la exquisita “A tase of Honey”, la misma “Please Please Me”, la inquietante “Misery” y la más hermosa de todas “Ask Me Why” que es por mucho una delicia y belleza musical de siempre. Yo nunca me cansaré de repetirla pues me enamora y subyuga terriblemente. ¡Ah!. ¡Qué canción…! Crecí con ella y terminaré con ella.

Desde luego que existen otras canciones de otros discos de esta primera época del Cuarteto de Liverpool, que bueno, mejor callar.

Te invito a votar nuevamente amigo o amiga, es importante saber nuestro gusto. Y si tu votas, prometo ya no votar yo tantas veces, bueno, sólo una, será ¡¡¡por el RUBBER SOUL!!!


(Esto escribo mientras oigo “Pregúntame Porqué”…)

7 de octubre de 2007

NADA CON EXCESO, TODO CON MEDIDA

Ahhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!, ya me dio sed...Una cheve por favor!!!!...

CUIDADO CON LA TRISTEZA

Daniela que no era otra cosa sino una mujer con bonita cadera, (¿y que mujer no tiene eso?, pues la cadera es sólo una de las tres mil doscientas veintitrés trampas con que Dios dotó a la mujer para enamorar, seducir y perder a los hombres y de paso, hacerlos creativos y hasta artistas, sólo con la finalidad de conseguir el premio de un beso femenino). (Un primer¡ah!) (¿Quien no quisiera de postre ese dulce?) (Otra de las fullerías sutiles, perfectamente insuperables y únicas es la sonrisa de mujer, ¡mmmm!, otro sentido ¡ah!). Ella era, es verdad, no muy guapa, pero finalmente, era una de las interminables composiciones divinas, mezcla de chica, mujer y ángel, pero sobre todo de chica. Daniela nunca hubiese querido ser manoseada, ni mucho menos en la forma en que lo fue la primera vez, ni por quien lo hizo, al menos hasta llegar a su matrimonio, porque entonces eso ya es muy diferente: si durante esa libidinosidad está por medio himeneo no es de ningún modo malicia ni pecado, es, en todo caso, una caricia de amor.

Pero el manoseo en su cuerpo virginal le sucedió antes de su boda, ella no le quiso o no le supo guardar a su esposo, esa experiencia machista de sentirse dueño de lo inapropiable.

Aquél día que Daniela vivió esa práctica tan común entre los seres humanos en su propio cuerpo, había llegado tarde a la cita con su verdadero gran amor y destino, (con él se hubiera dejado manosear, incluso hasta gustosa, es más, nunca lo hubiera recordado mal, sino muy al contrario). Pero ese día en lugar de ver y disfrutar a su ilusión buscada, al chico de sus sueños, -que por otra parte de haberlo visto le hubiese costado la vida-, solo fue muy manoseada y el manoseo le movió de algún modo la fecha de su muerte en el calendario implacable, en el almanaque que mide al tiempo y marca las horas entre los vivos y que resultó de paso, un maldito descubrimiento del hombre.

Daniela tenía cuerpo de bella mujer que no de mujer bella, (entendiendo lo subjetivo que puede resultar la palabra), claro que esta característica no era nada difícil a esa edad. No, no era nada difícil.

Dany, como le decían sus muy cercanos, se había quedado de ver ese día con un hombre de seudónimo (o nick), Perke a quien conoció por Internet, pero por responder un e mail urgente se le hizo tarde y cuando por fin llegó a la terminal de camionetas ubicada en el jardín de los Niños Héroes de Pachuca donde se había quedado de ver con su amigo virtual, el tipo que se manifestaba por ratos en su computadora, al parecer se había esfumado sin dejar rastro. ¡¡Oh, que malo fue eso para ella, maldita realidad, nada que ver con lo virtual!!

Ya era muy noche, y aún así Dany lo esperó un poco más, so riesgo de perder su transporte colectivo a Santa Mónica, ella era una estudiambre como se decía así misma, es decir estudiante de preparatoria. Sus papás campesinos hacían un verdadero esfuerzo extremo por pagarle su colectivo a Pachuca, pero no le podían subsanar un doble viaje a la ciudad, así que lo que hizo Dany aquella noche fue en verdad muy temerario, pues a fin de cuentas perdió su último transporte y extravió también a su ansiado duende sin antifaz, sin cuerpo y sin rostro, quien nunca llegó, y si acaso lo hizo, se fue muy pronto, sin tomar o sin siquiera probar la miel que guardaba Daniela entre sus piernas, el duende nunca esperó y sin él tampoco esperó la felicidad prometida a la joven, así que Dany no tuvo mas remedio que llorar un rato en la parada de su transporte, el cual ya se había acabado hacía un buen de tiempo-, encogida con las piernas entre los brazos y la soledad, y la cabeza entre el Internet y el despecho, estaba sin calcular, o a lo mejor sí, calculando, el riesgo de quedarse sola en la ciudad y sin forma alguna de regresar a su comunidad, lloraba por eso y también por que regresaría, -si es que pudiera regresar a esa hora, - completamente sola, lloró mucho y mojó sus piernas con ese raro liquido lagrimal. Así estuvo un buen rato, hasta que escuchó una vieja voz conocida. ¡¡Sí, era… su padrino Guillermo!! Un comerciante que también vivía en el pueblo de ella y que se había detenido a preguntar que si alguien iba a Santa Mónica, cobraba por el viaje especial sólo 22 pesos por persona, una ganga considerando la hora. De pronto se encendió la lámpara del ánimo para Daniela en ese universo negro sin Perke, era sólo una velita para la cueva tan negra pero aún así le dio gustó a la joven que por otra parte nunca había dormido fuera de su casa; se levantó presurosa de la fría banca de cemento y corrió al auto, llegaría a su casa sin mayor problema aunque sin un beso o por que no, una entrega corporal amorosa y total al tal Perke, que por lo visto, era sólo un fantasma cibernético.

Tuvo suerte pues le tocó el asiento de adelante, pero además de ella se subió en el mismo asiento doña Gertrudis, -raramente, sin su bote de aluminio-, ella era la tamalera que aunque sólo se dedicaba a esa industria, tenía una de las mejores casas del pueblo y nadie sabía porqué, además era coleccionista de enfermedades, mientras más raras, mejor. También se subió, si bien en la parte de atrás, Jaimito, el borrachales incorregible que casi nunca llegaba a su casa, no por falta de dinero, pues estaba pensionado por el Seguro Social, era más bien por hastío o miedo a su tercera esposa Isabel, por lo que no hacía justificadamente, acto de presencia en ese hogar incompatible.
Y luego se subieron al carro otros dos hombres de edad media, uno blanco y casi güero y el otro mas bien moreno y de menor estatura que el primero.

Todos se sorprendieron de los extraños, pues jamás los habían visto y ninguno de los pasajeros tenía la más remota idea de lo que fueran a hacer aquellos desconocidos a Santa Mónica y sobre todo a esa hora, tiempo en el cual ya casi todos dormían.

Todos se preguntaron mentalmente la posibilidad de que en el pueblo hubiese algún familiar de ellos, pero pronto descartaron la idea, pues conocían muy bien a todos y nadie podría tener una sorpresa así. Es más Guillermo el chofer, les explicó otra vez y muy claramente -a pesar de las copas que ya traía consumidas tal vez en el cabaret “Sabor de la Noche”,- que él iba a Santa Mónica, pero los anónimos y poco confiables viajeros dijeron que sí, que ellos también iban para allá. Así que con estos acuerdos arrancó el coche modelo setentas de color amarillo de Guillermo, el cual pronto dejó las luces de la ciudad.

El camino iba aderezado con música grupera que tanto les fascinaba a todos, especialmente al dueño del coche quien al ritmo de las cumbias movía los dedos en el volante, posiblemente se estaba acordando del bar lleno de chicas risueñas que acababa de visitar, es más, cualquiera le podría reprochar que ese perfume que apestaba de lejos, no era completamente suyo, pues quien era entendido en aromas hubiese opinado que se trataba de un chanel 5, de mujer, claro.

Santa Mónica estaba a sólo 23 kilómetros de la capital, pero en la noche, esa distancia parecía inalcanzable, casi tanto como el océano que separa un continente de otro y sin siquiera una balsa. Nadie hablaba en el carro y sólo la música grupera del radio rompía la soledad de aquellas almas reunidas por la causalidad en un coche viejo. Realmente eso era bien raro, pues Jaimito era muy platicador y hasta divertido. Pero en un momento dado, pareció que todos se habían tragado su propia lengua. Casi como si los viajeros representaran la propia muerte que va por alguien en particular, o estuvieran presintiendo algo inevitable. ¡Que incómodos momentos!

Por su parte Daniela veía las rayas grises de la carretera tan descuidada que era alumbrada sólo parcialmente por los faros viejos del maverik y pensaba que aquel hubiese sido el día más feliz de su vida, y… resultó el peor.

En su escuela y en su pueblo no le hablaba casi a nadie, pues ella consideraba a todos ellos de muy poca monta para sus ilusiones y perspectivas tan altas que su juventud le aconsejaba debía tener.

Sin embargo Perke, su amigo de Internet, sí reunía todos los requisitos para ella y todavía muchos más. La gran impaciencia y ansiedad de ella en esa noche, era llegar lo más pronto posible a su casa, conectarse y explicarle a Perke que había llegado tarde porque tenía que mandar un examen de la maldita escuela para una profesora más que intransigente, que “no sabía de amor, sino sólo de estudios y de exámenes estúpidos que no llevan a ningún lado, y que sólo conducen al vulgar ego de acreditar la miserable materia inútil en la vida de un profesionista. Y que mal que los cerdos que siempre reprobaron y copiaron, ahora que son maestros quieran la perfección en nosotros. ¡Bastardos!”

Llegaron de pronto a un paraje inevitable: ahí no había luz, sonido ni nada. El carro se paró de pronto y todos se bajaron a revisar: el auto no tenía nada, pero la maldita máquina se encaprichó y se negó a continuar, todo parecía parte del plan de un novelista o de un desquiciado. Hacía frío pero aún así tuvieron que bajarse todos los tripulantes para la revisión. Empezaron unos a fumar y otros a platicar.

Daniela cansada, se fue a sentar en una piedra que parecía haber sido labrada por algunos artesanos de una cultura prehispánica solamente para una reina de delicioso cuerpo, (en todo caso habría que esperar el dictamen de un perito del INAH, para ver si esto era cierto), pues aunque la piedra estaba fría, era mas bien cómoda dada la situación tan difícil: de cualquier forma habría que conformarse a que pasase otro carro para que compartiera energía del acumulador pues la del carro de Guillermo ya se había agotado.

La selección natural no fue tan sencilla, pues los viejos no sólo platicaban con los viejos, sino que a los jóvenes no les quedó más remedio que platicar con los viejos.

Daniela se vio envuelta entre los dos desconocidos y cada vez que cerraba los ojos y los volvía a abrir, le parecía más lejano el coche de su padrino, la poca luz de una lámpara sorda más imperceptible e incluso las voces amigas se hacían cada segundo más inaudibles.

El güero y el moreno la asediaban con preguntas extrañas. Ella no tuvo mucha resistencia y eligió en lugar de guardar silencio, defenderse con sus argumentos de joven enamorada. Sabía que no estaba equivocada pues contra su juventud e ilusiones, ni el mismo diablo la podría combatir ni mucho menos ganar en razones o sentimientos. “Aunque esto sea un mal sueño, no me quedaré callada”, dijo para si misma. Y la luna lejos de parecer cómplice de aquella desdicha, parecía más bien la autora de todo, no ministraba rayos de luz lunar, sino gotas de locura que deformaba los rostros de los habitantes de aquella isla de una manera poco aconsejable.

El güero le pareció tímido pero inteligente, el moreno era noble y sensible, aunque no tanto como el otro, o más bien, ¡ella que sabía en esa oscuridad aterradora! Pues de pronto la luz de la luna era cubierta por unos soldados o guardias que no pudo describirlos de otra forma sino como nubes negras y rojas; estaban frente a sus ojos el ángel malo y el ángel bueno, pero cómo saber quien es quien. Ella sólo era una fruta disputada entre el bien y el mal. ¿Pero, por que precisamente ella?, ella que si bien es cierto sabía poco del enamoramiento real, sabía casi todo sobre el enamoramiento virtual.

-¡¡Dios mío!!- dijo el moreno, La luna brillará después de que nuestro cerebro deje de pensar y atormentarse por pensar que piensa en eso, es decir después de que se pudra en la tierra y deje la repugnante vanidad mundana. Maldita conciencia de un sueño que nunca existió- y al decir esto tocó las partes intimas de Daniela y ella pareció estar de acuerdo, es más, abrió las piernas cálidas. Pensó él extraño, pero no para sí, ni siquiera en voz baja pues casi lo gritó: “estas sólo son malditas carnes lascivas que se van a podrir en el mayor silencio y oscuridad de todos los existentes y vistos hasta ahora, que asco tan posterior, ¡gusanos coman, que yo no, incluso esos bichos se alimentarán de esto que a nosotros nos parece bello y no es sino una temporalidad vana, un sueño que nunca existió… gusanos de la tierra que vivirán después que nosotros esperen su comida y su turno, pues esto que tengo en la mano es suyo y no mío, ¡ustedes son mejores que nosotros! ¿Oh, para que quiero esto que se va a descomponer?, ¡quiero algo que sea malditamente superior! Es decir, amor… y no, ¡¡¡esta inmunda intransigencia!!!”

Creo, por que sería muy presuntuoso decir afirmo, que aquella obscuridad iluminada era especial pues la misma noche respondía más preguntas que las que se les pudiesen formular e informaba sobre datos que nadie quería saber.

Entonces el güero intervino y dijo: “Yo nunca he visto a la mujer sino como un divertido y feliz entretenimiento, me vale gorro si morimos, sólo se que gozamos en vida y a mi, si me gusta esto que da literalmente vida”, el güero parecía más intelectual, o al menos mas leído.
Daniela hizo una pausa y comentó todavía con la mano persistente del extraño en su intimidad: “¿Quien te asegura eso?... nadie. Te mueres y por muy gandalla que hayas sido, tú y tus victimas, todos desaparecerán tarde que temprano; así lo quiso y previó Dios. Y ahora que pensamos, hay que apechugar y creer que esto que vivimos o que estamos viviendo, fue alguna vez cierto. Nada es verdad. Ni las fotos que vemos del pasado, ni las historias que cuentan para embobarnos. Ni siquiera tu asquerosa mano sobre mi es verdadera, esto que ahora quieres lo puedes tocar pero a mi alma y a mis pensamientos, nunca. Y no sé si todo sea realmente temporal. Pues dentro de muchos siglos no habrá nadie que de constancia de este momento tan ridículo”.

Habló el moreno: “Todo es un engaño, ahora creemos que sabemos y sentimos, pero el verdadero conocimiento y sentimiento, si es que existen como tal, nunca deben morir. Pero morirán, por eso no son perfectos. Es una ilusión generada en neuronas débiles”. Debemos buscar el desapego a la vida que es lo que provoca el sufrimiento.

Interrrumpió el güero: "¿Tendrán conciencia los espíritus? ¿Tendrán recuerdos?, ¿Se podrán comunicar? ¿Tendrán sentimientos y deseos? ¿Tendrán emociones? ¿Tendrán imaginación? ¿Podrán interceder entre los vivos...? ¿Tendrán sueños aunque sean pesadillas? Podrán tocar y ver a Dios?, ¿Caminarán hacía el infinito? ¿Acaso, existirán, al menos?

Daniela intentó decir algo, o al menos movió los labios, y luego opinó en aquella noche de éxtasis en donde casi ya no le importó que aquellos viajeros de la duración finita la estuvieran manoseando todo el tiempo lascivamente, ella era una mujer, pero los lunáticos no lo hacían con el maldito morbo humano y temporal -o al menos eso dijeron-, lo hacían sólo para conocer la textura de lo que nosotros llamamos una de las partes más bellas de la creación: la ruptura vital, fuente de vida y por que no, de amor.

-¿A que hora sales de tu trabajo?- preguntó Daniela al más joven. Este respondió:
-Mi trabajo no acaba a las cinco de la tarde, mi trabajo acaba cuando me muera y eso quien sabe…

Dijo Daniela al ver el cielo de su rumbo tan como nunca antes lo había visto, con un aire si no nuevo, al menos diferente y después de sentir muchos dedos morbosos en su parte que da hijos, la parte que estaba guardando para el tonto del Chat: “Esto no existió nunca solo es una broma de mal gusto, entendida solo entre los que tenemos razón. Pobres de nosotros creemos cosas que no son. ¡Volteemos hacía el universo!”.

Y de pronto sintió más dedos, eran de un loco que no filosofaba sino que vivía deseando tocar eso que en el futuro sería polvo, debió ser del güero pues era quien se veía más necesitado de tocar a una mujer.

Luego los tipos extraños hicieron beber a Daniela, una bebida común que ellos mismos tomaban muy seguido. Pero aun antes de beber esa porquería, Daniela se hubiera fijado en el cielo de azul profundo; curiosamente era una noche con estrellas y en el infinito podía verse muy claramente las constelaciones. Pero de pronto y de la nada, los luceros se convirtieron en insectos que luego se arrastraron por el cielo, hasta bajar a un papel, y luego se volvieron arañas que se arrastraron caprichosamente sobre una pantalla de computadora, hasta convertirse en letras, y luego en frases y luego en ideas, y éstas finalmente en mariposas que volaron para no dejar constancia nunca de su efímera existencia.

Daniela veía en la noche azul, parecida a un gran monitor de computadora, como se alejaba Perke (él en esos momentos estaba siendo asaltado en su propio auto y balaceado por sus secuestradores).

El güero sólo veía el centro de la humanidad verdadera, con esa poca luz que da el instinto, es decir aquella donde empiezan las piernas bellas de Daniela. Y el moreno decía: “Es el gran consuelo que Dios nos dio a los varones para cuando muramos, lanzar semen intensamente para que el mundo no acabe. Y ellas, su deber es recibirlo para que el mundo no termine tan absurdamente. Esa es la idea de Dios” Éste último parecía más lógico pero el güero se veía mas lascivo e incluso le hubiese gustado poner en el futuro, su dedo de polvo, en lo que a él le parecía terriblemente bello, aunque entonces su objetivo también fuese polvo ya.

-No, -protestó el güero- la humanidad se acabará, así como también el universo, pero Dios no lo hizo de burla, ni siquiera por entretenimiento o experimento, ni mucho menos por error, es su plan y no podemos juzgarlo.

Dijo el moreno: “Es como una película que estás viendo, de pronto no sirve y apagas el reproductor… y adiós”.

Respondió Daniela ante tan contundentes reflexiones. “Háganme el amor los dos, que si salgo embarazada, será pensando en Perke, por que lo amo aunque sea el más vulgar de los seres humanos”

El güero que era el más egoísta de los dos dijo: “No estén tristes con la vida, la vida es para vivirse, pues la tristeza es mala”. Lo dijo mientras acercó sus patas de tarántula horribles que la gente llama dedos a la gran belleza intima de una niña que había pasado a ser mujer en un instante del que nadie se dio cuenta, e incluso fue imperceptible para los gusanos y grillos que se acercaron movidos por una curiosidad poco usual . Que enfermo fue todo eso.

Daniela dijo; es verdad: Cuidado con la tristeza. Y se dejo tocar; supo entonces que era virgen del alma y ahí nadie se podría meter. “No estemos tristes, no pensemos en la muerte, no pensemos en la nada, nadie debe estar triste, pues gozamos de la virtud de Dios y Él prohíbe la tristeza. Agradezcamos a Dios por todo esto, riamos, vivamos, tengamos…tengamos cuidado con la tristeza”.

“Nadie debe estar atormentado con el sufrimiento, la tristeza es impropia del hombre, pues éste tiene todo para ser feliz y regalar sonrisas a sus iguales y desiguales, la vida es ahora, hay que vivir plenamente, tocar, soñar, y adivinar que es lo que las niñas sueñan y como los niños persiguen esos sueños, todo eso es vida. Nunca hay que estar triste, la tristeza es mala, es sólo una pequeña prueba que se puede superar”.

Pero Perke a pesar de las reflexiones ya no podía distinguir entre el egoísmo, la vanidad, los celos por vivir con una mujer manoseada y la tristeza, pues ya estaba en otro plano. Daniela se salvó por haber llegado tarde a la cita con él, se salvó pero sólo por esa noche. Cuando ella muera, otro día y sin previa cita de amor, su espíritu buscará salir de la tumba como todos los espíritus, a ellos nadie los puede enterrar, entonces a ese ente bello llamado el espíritu de Daniela, nadie lo podrá manosear, ni al menos ver, y entonces con toda la calma que permiten los siglos venideros, se sentará en el jardín del panteón, platicará en un lindo amanecer con otros vecinos, verá el cementerio de burlas y lágrimas de vivos, será dueña de las flores, y hará el amor con los pajarillos, entonces recordará que tuvo un momento para ser manoseada en su cuerpo mortal y quizá deje escapar una sonrisa pícara.

Y que eso, -el manoseo-, era algo que todos los mortales veían si no mal, al menos inapropiado. De pronto ella reirá al ver que un enfermo sentado en otra tumba en día repleto de sol, quiere tocarle su intimidad, (-era el güero, en tanto el moreno movía la cabeza desaprobando el intento y Perke estaba en otro extremo, pero seguía siendo virtual-). Y entonces el enfermo que también será sólo otro espíritu no podrá tocar al espíritu de Daniela, ambos reirán y entonces Dios los reprenderá a todos por burlarse de lo que no existe.