9 de diciembre de 2016

LAS CAPILLAS HISTÓRICAS DE VIXTHÁ DE MADERO. MUNICIPIO DE SAN SALVADOR, ESTADO DE HIDALGO

A veces se habla mucho de las grandes catedrales o iglesias importantes que deslumbran al mundo y a la civilización. Por supuesto que esos edificios portan el traje de orgullo y soberbia, -casi temeraria-,  ante Dios. Esas paredes bonitas y bien hechas, sobresalen en ámbitos distintos, tanto por sus dimensiones como por su historia e impacto en la feligresía. Es verdad, existen recintos de culto simplemente maravillosos, en apego a su belleza arquitectónica y artística, sea esta escultórica o pictórica, como por hechos sobresalientes acaecidos en esos espacios sagrados, como la coronación y hasta consagración de varios reyes y monarcas. La Iglesia Católica, esa que tanto le gusta jerarquizar todo lo que puede, también hace una clasificación, o mejor dicho, una categorización de  construcciones dedicadas a la práctica de la fe. Van desde simples adoratorios personales, altares domésticos o los llamados altares portátiles, hasta las inmensas catedrales barrocas, chocantes por su lujo y desparpajo, muy sobradas respecto a las pretensiones del Jesús que predicó austeridad, igualdad y amor.
Sin embargo, este tema tan delicioso, da mucha materia de estudio para los investigadores o para los simplemente seducidos por la historia del arte, a los arquitectos perfilados a las construcciones religiosas y a los que nos interesa la preservación del patrimonio cultural. Existen muchas edificaciones que por su vocación, título, tamaño, forma y otros criterios, reciben el nombre de santuarios, ermitas, capillas, basílicas y parroquias, entre otros.
Nos interesa ahora, detenernos en las capillas, que son anexos pequeños de templos más o menos grandes que a veces se confunden y se pierden en el conjunto, y que en otras, sí guardan de algún modo su autonomía. Depende de muchos factores, entre ellos la advocación, es decir la dedicación constructiva hacía un santo o virgen que protege a los que acuden a solicitarle su socorro espiritual.
Existen capillas verdaderamente famosas, incluso mucho más que la iglesia principal a la cual en teoría están sujetas. Son criterios regionales, algo así como funcionan los obispados o mitras. Hay otras capillas que a pesar de su tamaño, jamás prosperaron para convertirse en pequeñas iglesias con párroco y todo.
Las capillas religiosas son muy difíciles de definir porque insisto, dependen de muchos factores. Se conservan por ejemplo las capillas de las grandes haciendas o ranchos, las capillas posas, las capillas domesticas que eran prácticamente familiares o vecinales y que éstas sí, podían estar desconectadas físicamente de la iglesia principal.
Estas capillas a veces se construían en barrios, probablemente para que los creyentes tuviesen a Dios más cerca y evitar así, el traslado a la cabecera poblacional para patentizar su fe cotidiana. Eran y son oratorios.
En internet se repite monótonamente que la palabra capilla, proviene de la “Capa de San Martín”, esa que los reyes de Francia llevaban antiguamente a la guerra y hacían colocar en una tienda de campaña, Otros dicen que proviene del vocablo latino  capella que significa cabra, porque antiguamente se cubrían con las pieles de estos animales las ermitas y pequeñas iglesias.
A falta de fuentes documentales se mezcla la imaginación con la realidad. Pero lo único de lo que no se puede especular, es que existen en la comunidad de Vixhtá de Madero, municipio de San Salvador, estado de Hidalgo, al menos tres capillas de una antigüedad muy considerable. Se necesitan muchos estudios de laboratorio para determinar su edad, pero por el tipo de decorado pictórico, debieron ser obras dirigidas por los arquitectos y frailes agustinos, quienes evangelizaron la región. Estamos hablando del siglo XVI o XVII, es decir no es algo menor.
Son capillas muy bellas aunque lamentablemente muy deterioradas por el inexorable paso del tiempo. Los vecinos y dueños de ellas, acaso le dedican uno o dos días para la limpieza externa, pues en el caso de una de ellas, se hace una celebración cada doce de enero.
Yo tuve oportunidad de conocerlas, porque atinadamente, soy voluntario de una brigada de mantenimiento preventivo, del patrimonio cultural. No tenemos recursos, pero sí ganas y convicción de que esos bienes culturales se deben preservar y hacemos todo lo posible, aún con los obstáculos naturales, de lograrlo. Soy un peón más, pero un peón enamorado de mi trabajo.
En la época colonial existía una figura llamada visita, se trataba de que en un momento especial, -por ejemplo la fiesta de algún santo-, el ordinario, es decir, un miembro del clero secular, acudía personalmente a la celebración litúrgica. Probablemente estas capillas en comento, tenían este fin.
Lo cierto es que si estas capillas estuvieran en algún otro estado más adelantado en el cuidado y celo del patrimonio cultural como Puebla o Querétaro, las capillas ya estarían restauradas y servirían como detonante turístico y cultural.
Toda labor es creación humana y rellenar los parches de nuestra casa no es malo, muy al contrario.  Agradezco mucho a mis compañeros que me invitaron a esta titánica tarea, y como he dicho siempre: “Si yo fuera rico, todo esto lo haría gratis”. Amo a México.







7 de diciembre de 2016

LUMINARIA NAVIDEÑA DE LA UAEH 2016

No son muchos los que conocen a fondo la relevancia histórica del Edificio Central de la UAEH, ahora conocido como Centro Cultural La Garza. Fue sede del segundo convento establecido en la ciudad minera y el hospital religioso más importante de la región y acaso de sus alrededores. Es el monumento virreinal más significativo después del ex Colegio de Propaganda Fide y uno de los más amplios y hermosos de la capital hidalguense.
Fue asiento de la primera institución de educación superior que hubo en nuestra entidad y cuna de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, además de que también fue el segundo edificio que contó con un reloj público.
Y al hacer gala de su vocación cultural, nuestro recinto sirvió para celebrar uno de los actos más sensibles que he visto en Pachuca: El encendido de la luminaria navideña 2016.  Este sí fue un festejo bien hecho, que comenzó puntualmente, que se apegó lo más posible a la tradición, que contó con música verdaderamente bella, la cual inició con  villancicos mexicanos  como “Los Pastores” y “Los Reyes”, piezas que interpretó el Coro Infantil Universitario acompañado del Grupo “Raíces” y el ensamble del Colegio Piaget de Actopan. También participó el  Coro de Adultos Mayores de la UAEH  con las piezas “Campana sobre campana” y “Campanas navideñas”.
Hubo una obra teatral alusiva llamada “El regalo de navidad”,  a cargo de la Compañía de Circo Contemporáneo “Totem”. Sus diez actores escenificaron a duendes como “Frijolito” y “Titino”.  La puesta me gustó mucho porque tiene humor blanco y fino y un gran mensaje sobre la amistad y la fraternidad. Después la Tuna Universitaria “Azul y Plata”  pidió posada con guitarras y mandolinas. El público, -sobre todo el infantil- sentado en las muy celebres escalinatas, gozamos de momentos muy emotivos.  Además de que a todos nos regalaron ponche.
El encendido se realiza desde  1991  y se dice que ahora se utilizaron cerca de 80 mil luces led que se colocaron en más de cien árboles que embellecen los prados del inmueble colonial. También hubo la magia tecnológica de la cual uno no termina de sorprenderse jamás.
¡Así es la vida y la parte objetual que nos rodea! Esos muros de ese edificio tan amado, que esconden quejidos de agonizantes de la época en que la construcción fungía como refugio asistencial y casa de salud, y que luego pasó por ser testigo presencial de los fusilamientos en la época de la Reforma, hasta llegar a ser una casa de estudios y conocimiento. Ese edificio, ahora nos regala, además de su belleza arquitectónica y artística, la parte museística tan valiosa y la parte floral que aportan sus bellos jardines. Pasto inocente que aloja a muchos árboles con cientos  de focos de alta tecnología, Ese ahora belo lugar, fue cementerio. Antes las almas seguían insistiendo en en este mundo falible, a través de las flores, ahora lo hacen a través de las luces artificiales. 
Supongo que han sido muy pocos los habitantes que ha tenido Pachuca,  que se han resistido a pisar sus históricas escalinatas.