Cuando hay aciertos tan
positivos como este, creo que es un deber ético, reconocerlo. Por lo pronto yo
felicito y agradezco mucho a la Academia de Educación Especial, una dependencia
de la Secretaria de Educación Pública en Hidalgo, por este ciclo de conferencias sobre
la educación inclusiva. Aprendí, de entrada, que los alumnos con discapacidad
no deberían tener una educación especial, sino una educación inclusiva, es
decir no trabajar con los diferentes, sino con sus diferencias. Esto es harto difícil
de hacer, porque los maestros deberían capacitarse en muchísimas técnicas y
herramientas, como el lenguaje braille o el de señas. Además de poseer un
sentido de inclusión, desprejuiciando y desechando las viejas teorías relacionadas
al tema. Por ejemplo: el nombre correcto es persona con discapacidad, y no
persona con capacidades diferentes, disminuido o invalido. ¡Es todo un reto!
El ciclo de conferencias magistrales
que se dictó en unas instalaciones de
Telmex en la Ciudad de México y que fue exclusiva para autoridades, docentes y
trabajadores de la educación en general del estado de Hidalgo, fueron:
“La educación inclusiva, un
asunto de derechos” a cargo del Lic. Germán Bautista, (CNDH): “Educación
inclusiva, una escuela para todos” de la Mtra. Tania Gallegos; “Alumnos con
aptitudes sobresalientes”, Mtra. Belem Romulo; “Alumnos con discapacidad,
distintas formas de aprender “de la Lic.
José María González, estos últimos de la SEP.
Todas las charlas fueron
amenas, didácticas y sobre todo muy aprovechables. El objetivo era diseminar
los fundamentos de la educación inclusiva y dar a conocer y aplicar, el Diseño
Universal para el Aprendizaje.
En las conferencias se
vertieron datos contundentes y dramáticos como este: 34 millones de mexicanos
se encuentran en rezago educativo, siete millones de personas son analfabetas y
ocho de cada diez indígenas no cuentan con educación básica. El 24 % de personas
de hasta treinta años con discapacidad, jamás ha asistido a una escuela.
Y aunque en tratados
internacionales, convenciones e incluso en las mismas recomendaciones de Naciones
Unidas, refieren que es una cuestión de derechos humanos la educación para
grupos vulnerables, en la vida cotidiana esto está muy lejos de lograse. Se
dice que la responsabilidad es de TODOS, aunque cuando señalaron quienes forman
ese TODOS (Gobierno, sociedad, familia), nunca se enfatizó que, cómo en el caso
de las niñas, niños y adolescentes, en donde se les pidió su opinión para
legislar en la materia, en las personas con discapacidad no es así. Eso no se
comentó en ninguna conferencia.
De todos modos felicito amplia
y sinceramente a los organizadores.
Esta forma de inclusión
educativa, no debería aplicarse únicamente en la formación académica, (de hecho no hay
posgrados en México que incluyan a este grupo de personas), sino en todos los
momentos de nuestra vida diaria. En opinión mía, a una persona con discapacidad
no se le debe dar un trato desigual o diferenciado. Ella es como cualquiera de
nosotros pero con una característica propia.
Recuerdo que cuando yo era
niño, jugábamos todos futbol en la calle, incluíamos a Moy en el juego, el
usaba -y usa-, muletas metálicas, por lo que tenerlo de adversario no era nada sencillo, pues le
pegaba a la pelota con las muletas y si en una de esa se le pasaba la mano, se
llevaba uno un golpe en las espinillas muy difícil de olvidar. Escribo esto mientras escucho una lindura de canción que se lama "Somebody's knocking" con Terri Gibbs, ella es ciega y una vez la contrataron para filmar un comercial en donde ella manejaba un auto, desde luego con el susto de todos porque no veía. Creo que es muy sano divertirse y juguetear con nuestras propias deficiencias. No hay nadie perfecto.
Esa etapa de mi vida fue, como es la de ahora, ¡inolvidable!