22 de enero de 2017

PRECISIONES, Y LO QUE CREO


En este mundo lleno de paredes de ilusiones, de colores inventados y plafones de pocas verdades, de globos rosas que se revientan cada vez que uno los mira, de nubes que no forman nombres, de horóscopos que se rien burlones y del tiempo indiferente, fue anoche que Celia me afirma en menos de un minuto, que yo le escribí una carta hace treinta y tantos años. Era un escrito romántico y acaso algo pretencioso según me dijo con su hermosa voz. Dijo ella que era bonito y hasta parecía halagador. Pero que fue perfectamente intrascendente en su vida. Aun así, dice, -con esa sonrisa coqueta-, que ella, todavía conserva la misiva amorosa, o, al menos, declarativa o de plano comprometedora,  sobre  un corazón desesperado. Es otra estrategia para no perder un admirador. 
No creo en nada de eso y espero probarlo enseguida:
Primero. Quiero aclarar , bajo protesta de decir verdad, que no recuerdo haber hecho esa locura escrita de la cual yo estaba y estaría muy seguro, se me iba a objetar, le temo mucho al rechazo en todos los sentidos, por lo que niego con todas sus letras la existencia de esa misiva en cuestión. A mí nadie me quiere. Segundo. No creo que hayan pasado tantos años como se me asegura, son muchos septiembres, que a mí me parece,  fue apenas ayer. Tercero. No creo que yo pudiese ser romántico, porque el romanticismo es para los viejos  que no tienen otra forma de enamorar a las mujeres. Cuando uno es joven no se les enamora, se les seduce con su atrevimiento. Cuarto. No creo que haya sido bonito, porque en ese tiempo, yo no conocía a plenitud, el significado tan bello y profundo de algunas palabras. Además, es verdad, ella traía el pelo largo que siempre ha sido mi fascinación, locura y seducción femenil, aunado a que yo no tenía canas, pero eso no prueba la existencia de ninguna carta. Es, en todo caso, una insinuación.

Sin profundizar más en corrientes epistemológicas, no creo en la existencia de esa carta.

De lo único que estoy seguro, es de que Celia, todavía conserva esa carta de amor acusadora que le escribí, algún día loco. Y,  al reconocer que la tiene, perdí la defensa. 

13 de enero de 2017

SOY UNA LUNA AZUL (DESDE EL PRIMER MOMENTO EN QUE TE VI)



SOY UNA LUNA AZUL
(DESDE EL PRIMER MOMENTO EN QUE TE VI)

Gruta prohibida, puerta cerrada
sensación desconocida, fruta denegada

Le he robado un minuto al tiempo
y tu sonrisa fue mi cómplice
chiquita de ojos hermosos
mi sueño inaccesible, como el sol

Dulce piel en la obscuridad
doloroso miedo al amanecer
quise enredarme en tus labios
y no en imágenes rotas por un adiós

Y ahora sólo soy,
una luna azul
(Desde el primer momento en que te vi).

Extraña humedad que pretendí
un beso deslizado a propósito
para confundirlo en tu aroma
y para aliviar mi deseo desesperado en tu sabor

Limpiando mis lágrimas vi
algunos agujeros en mi soledad
rasguños en mi necesidad de ti
y angustia medicada con tu voz

Y ahora sólo soy,
una luna azul
(Desde el primer momento en que te vi).

Ya tengo la libertad del cuarto
y mi alma llena de ti
pero no tengo donde esconder mi tristeza
esa asustadiza, que huye por una canción

No prendas la luz todavía,
no digas las palabras necesarias
por favor no me quites la escalera
y a cambio, te dejará de molestar mi corazón

Gruta prohibida, puerta cerrada
sensación desconocida, fruta denegada

Y ahora sólo soy,
una luna azul
(Desde el primer momento en que te vi).