EL NOMBRE DEL OLVIDO
Ay, de esa enfermedad llamada olvido, porque aún los olvidados alguna vez son víctimas de ella.
Cruel pandemia que destroza los amores cuando fueron tan fuertes como efímeros.
¿Qué sería del mundo con la inmunidad de uno sólo, si el contagio se expande con tal fuerza y frecuencia que el mismo olvido pierde en continuo la cuenta de sus agravios?
Extensa nube obscura e indecente que nubla los ojos y la mente, que al amado convierte en cenizas y al odiado, con el perdón por aliado, lo convierte en amor creciente.
Doblega razón y concordia, ártico hielo que congela los recuerdos de todo aquel que descuida los fetiches que le dan consuelo.
Ayuda de quien sufre los estragos de otro infecto de su burla.
Muerte del que, por olvidar, ha perdido el juicio, el camino, el antídoto de su propia locura.
Olvido que hace pedazos fuentes de estrellas luminosas que al caer quedan en el suelo perdiendo la posibilidad del volver al cielo, pues ellas mismas han perdido el camino de regreso.
Lodo, arena y agua para quien desea sobrevivir a la muerte de sus sueños.
Eterno, vil, compasivo, injusto. Vengativo, rencoroso, amable, hermoso. Causa de dolor lo mismo que de gozo, entrañable amigo de quien se abraza a ti para soportar la pena de sentirse en tus territorios.
Apasionado amante que entre tus sábanas atrapas al paciente ser instrumento de tu victoria.
Vida eterna, inerme, omnipresente, gloria de los que mueren en tu seno. Asfixia de paz de mis memorias, no enfermes tú mismo del virus que extiendes
Entre nosotros tú te llamas… ¿cómo?... ¡Oh, sí!, en tu honor le hemos llamado OLVIDO (Edith Hernández).
Ay, de esa enfermedad llamada olvido, porque aún los olvidados alguna vez son víctimas de ella.
Cruel pandemia que destroza los amores cuando fueron tan fuertes como efímeros.
¿Qué sería del mundo con la inmunidad de uno sólo, si el contagio se expande con tal fuerza y frecuencia que el mismo olvido pierde en continuo la cuenta de sus agravios?
Extensa nube obscura e indecente que nubla los ojos y la mente, que al amado convierte en cenizas y al odiado, con el perdón por aliado, lo convierte en amor creciente.
Doblega razón y concordia, ártico hielo que congela los recuerdos de todo aquel que descuida los fetiches que le dan consuelo.
Ayuda de quien sufre los estragos de otro infecto de su burla.
Muerte del que, por olvidar, ha perdido el juicio, el camino, el antídoto de su propia locura.
Olvido que hace pedazos fuentes de estrellas luminosas que al caer quedan en el suelo perdiendo la posibilidad del volver al cielo, pues ellas mismas han perdido el camino de regreso.
Lodo, arena y agua para quien desea sobrevivir a la muerte de sus sueños.
Eterno, vil, compasivo, injusto. Vengativo, rencoroso, amable, hermoso. Causa de dolor lo mismo que de gozo, entrañable amigo de quien se abraza a ti para soportar la pena de sentirse en tus territorios.
Apasionado amante que entre tus sábanas atrapas al paciente ser instrumento de tu victoria.
Vida eterna, inerme, omnipresente, gloria de los que mueren en tu seno. Asfixia de paz de mis memorias, no enfermes tú mismo del virus que extiendes
Entre nosotros tú te llamas… ¿cómo?... ¡Oh, sí!, en tu honor le hemos llamado OLVIDO (Edith Hernández).