Sin lugar a dudas, la exposición que acabamos de inaugurar el día de hoy: El Altar de Dolores en Actopan, es la más bella, laboriosa e importante de las que yo tengo noticia en la historia del Centro INAH Hidalgo. Participamos varios entusiastas: Prácticas Profesionales, prestatarios de Servicio Social y muchos trabajadores de distintas áreas. Imaginación, creatividad, investigación, tiempo pero sobre todo mucha disposición, dieron como resultado esta gran obra de arte
Aquí lo que cuenta es el detalle y todo está minuciosamente colocado y pensado. Nuestro altar tiene de todo: porta velas de cactus natural en forma de estrella, especieros de porcelana franceses, esferas hechas con la técnica de la papiroflexia, un complejo tapete elaborado con mijo, mostaza, arroz, maíz, linaza,, frijol y otras semillas, papel picado, copas con agua fresca, aserrín, velas, hierbas de olor, flores, germinados de trigo, litografías, naranjas y toronjas pintadas y muchos otros elementos más.
Además nuestra pieza estelar, la preciosa Virgen de Dolores que es una de las llamadas esculturas para vestir, estrenó vestido y velo.La inauguración fue más que inolvidable, pasamos un video sobre la muestra, especificamente sobre los Siete Dolores de la Virgen y hubo un divertido momento holístico donde los adolecentes de dos escuelas aprendieron mucho de una manera divertida. Luego hubo repartición de aguas frescas pero antes la gente tenía que preguntar: ¿Ya lloró la Virgen? y las niñas que daban el aguan respondían: "Sí , de jamaica, limón y horchata" ¡Qué hermosa tradición!
La muestra estará abierta hasta el día primero de mayo, la entrada es libre y creo que nadie debe perderse este gran trabajo colectivo de cual tuve el privilegio de ser el curador y el autor de la cedula que a continuación transcribo:
EL ALTAR DE LA VIRGEN DE DOLORES EN MEXICO
Una de las celebraciones religiosas más antiguas, importantes y coloridas de nuestro México, es el Viernes de Dolores.
Se trata de la recordación solemne que hacen la Iglesia y las familias mexicanas del sufrimiento de la Virgen María por la pasión y muerte de su hijo Jesús.
La devoción mariana relacionada con su pesadumbre se da a través de diferentes advocaciones, entre ellas encontramos a: Nuestra Señora de la Soledad, la Virgen de la Piedad, Nuestra Señora de las Angustias, la Virgen de la Esperanza, María de la Caridad y la Virgen de los Dolores o la Dolorosa, entre otras.
La celebración, proviene del siglo XIII, cuando se fundó en Florencia, Italia la Orden de los Frailes Siervos de María o Hermanos Servitas, cuyo objetivo y espíritu era fomentar, difundir y conservar la devoción a la Virgen y enaltecer los momentos más importantes de su vida, entre los que se encuentra el sufrimiento por la pérdida fatal de su hijo divino. Fue el Papa Benedicto XIII quien estableció de manera oficial la recordación en 1727, bajo el nombre de Señora de los Siete Dolores, la cual debe conmemorarse el viernes anterior a Semana Santa.
La tradición fue difundida en México por la Orden de los Menores quienes comenzaron a levantar altares en conventos, iglesias, parroquias y capillas. Después la gente hizo lo propio en comercios y otros lugares públicos y más adelante en las salas familiares de las casas Poco a poco los altares fueron enriqueciéndose con elementos regionales y destacaron los que se ponían en lugares clave, como el de la catedral de México.
Los objetos del altar, su disposición e incluso el mobiliario, están muy asociados a los simbolismos y referencias del padecimiento de la Madre de Dios. En algunos casos se colocan catorce escaloncitos cubiertos con un mantel blanco de lino o encaje en una mesa, que aluden a las antiguas estaciones del Vía Crucis, blancura que contrasta con algún cortinaje de color morado que significa luto, meditación y penitencia y que se pone en la parte posterior del altar.
Se suele poner en el centro y en la parte más alta a la figura de la Virgen, que antes se representaba en esculturas de madera u otros materiales, aunque también puede colocarse una pintura. Los atributos de la advocación dolorosa son: un puñal grande o siete dagas clavadas sobre el pecho, que nos remiten a la idea de los siete dolores de María, el rostro lleno de aflicción la túnica morada, blanca o negra, las manos entrelazadas en señal de plegaria y por supuesto las lágrimas que corren por su rostro. En la cabeza lleva aureola y resplandor indicativos de su santidad y plena gracia. Los Siete Dolores son:
La Profecía de Simeón, La Huida a Egipto, La Pérdida de Jesús, Cristo con la Cruz a cuestas . La Crucifixión, El Descendimiento y La sepultura de Jesús.
La mesa del altar se adorna artísticamente con papel de china picado, sobre ella se colocan, buscando cierta armonía, candeleros, listones, floreros, velas, cirios, así como banderitas en tonalidades de oro y plata, que simbolizan el duelo, estas se clavan en naranjas que a veces se forran con papel dorado. La naranja tiene esa dualidad agridulce, por un lado es amarga que representa el dolor de la Virgen y al mismo tiempo es dulce lo que representa el amor que emana de su corazón.Probablemente el elemento más característico de los altares de Dolores son los germinados y semillas que tienen un fuerte simbolismo con la resurrección de Cristo.
Con diferentes semillas se crean tapetes muy elaborados con los símbolos de la Pasión: los clavos, el martillo, la corona de espinas, el gallo, la escalera, la bolsa con 30 monedas y los dados con los que algunos soldados se jugaron la túnica de Cristo.Para ello dos o tres semanas antes se siembran en pequeñas macetas o en otros recipientes de barro, que representan a la inmortalidad, a veces decorados con figuritas de animales, semillas de amaranto, chía, trigo, cebada y alpiste, que a su vez representan a la vida y a la muerte porque estas plantas en algún momento tendrán que morir, las semillas deben estar apropiadamente regadas con agua para que el día de la colocación estén germinadas. El trigo germinado tiene como mensaje especifico el de representar el cuerpo de Cristo, hecho pan.
Son muy vistosos los vitroleros o botellones que contienen agua fresca de sabores que al final se reparte entre los asistentes o invitados al altar. El agua representa las lágrimas derramadas por la Virgen y los colores algún motivo de dolor, por ejemplo la jamaica, insinúa la sangre de Cristo, la de limón sugiere la esperanza de María en la Resurrección de su hijo; el melón o naranja al atardecer del Calvario durante la Crucifixión; el de tamarindo a la amargura y la de horchata a la pureza de María. Sin embargo en otros sitios, en vez de agua se acostumbra usar nieve de sabores.
Otros elementos del altar son las esferas colgadas del techo, en colores púrpura, dorado y plateado, que simbolizan la esperanza.
El suelo se cubre con pétalos de flores naturales como señal de alabanza en su honor y que le dan un suave perfume a la estancia, o con aserrín pintado de colores con el que se hacen tapetes con figuras alusivas a este rito sagrado que se trazan mediante complicados patrones de papel. Se colocan floreros con ramitos de álamo, laurel, trébol, albahaca y romero, que también aromatizan al altar y se cree que son las plantas con las que embalsamaron el cuerpo de Cristo.
Todos los objetos tan vistosos colocados en los distintos niveles tienen la intención de distraer la pena de la Virgen.
Al altar de Dolores también se le llama Incendio, por la gran cantidad de luces que le colocan. Las velas significan la luz que debe guiar nuestros pasos a Dios.
Según Rosalía Tenorio, museógrafa del INAH las alusiones más antiguas sobre el sufrimiento mariano se encuentran en el evangelio de San Juan, con su narración de la Pasión de Jesús. Sin embargo, fue durante el concilio de 1413 celebrado en Colonia, que la iglesia decide reconocer este episodio. Fue en 1425 que, con el uso del papel en Europa, se empezó a difundir la iconografía de la Dolorosa, mediante láminas hechas por artistas flamencos o alemanes, en madera o sobre planchas de metal.
Dice el geógrafo e historiador mexicano Antonio García Cubas que en el siglo XIX la festividad comenzaba muy temprano, la gente ansiosa invadía el Puente de Roldán y el Canal de la Viga, para adquirir flores con las que adornaban su altar doméstico.
El culto a la Virgen de Dolores se inicia con las llamadas andas, que son procesiones que deambulan por las calles cantando estrofas marianas, cuaresmales o penitenciales, hasta que llegan al templo donde se encuentra el Altar. En algunas comunidades se acostumbra que las señoritas carguen las andas y vayan vestidas de blanco. En otros lugares son señoras las que llevan este encargo y van vestidas de morado, mujeres que bien podrían representar en el primer caso la virginidad y en el segundo, la maternidad de María.
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3 comentarios:
Es un deleite conocer a través de sus imagénes y comentarios conocer en forma tan digerible algo tan importante como es la creencia, explicar la iconografia y saborear con dulzura el aprendizaje
Gracias, por alimentar nuesto acervo cukrural!!!!
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