2 de abril de 2005

LO ENGAÑOSO DEL MUNDO



Dentro de los cursos, charlas y otras menudencias que existen en torno al tan traído y llevado desarrollo humano o superación personal, existen abruptas sacudidas que nos sacan de la inopia, ensueño o ignorancia debido a su contenido de verdades altamente edificantes; en tanto hay otras charlatanerías tan fraudulentas que en lugar de ayudar, minimizan la actitud humana ante la vida y que nos hacen caer aún más en la espiral de la incertidumbre y en el laberinto de la noche del saber.

Y, no es tanto el instructor o su método, sino la capacidad y vulnerabilidad de el cursando y las fobias, complejos y demás lindezas que configuran su personalidad.

Tuve oportunidad de escuchar a Leonardo Stemberg y su $eminario llamado “Contraanáli$i$, el cual me hizo reflexionar seriamente sobre algunos aspectos de la forma que tenemos de ver el mundo, de lo engañoso que es éste, el cual está decorado por nuestras creencias, desconocimientos, costumbres, gustos, presentimientos y defectos, que nos empujan ciertamente a confundir la verdad con falsas opiniones y descréditos que ciertos prejuicios le impregnan a la mente moderna, mente que de suyo, ya está bastante moldeada, (formada, informada y hasta deformada) por los medios de comunicación.

Todo lo experimentado en el curso predicho, me llevó a concluir lo siguiente: El mundo está falseado, no por sí, sino por las expectativas del observador y su defectuosa retina, además de los equivocados procesos deductivos que se utilizan para explicarlo. Entendemos realidades aparentes y aprehendemos la realidad a través de un ambiente profundamente aromatizado de ilusión.

Es más, hay veces creemos tanto una cosa, que incluso se vuelve cierta también para otros, es lo que podríamos llamar Subjetividad Colectiva.

Y no sólo es el fallido lente con que vemos el mundo, también está nuestra posición en el universo, el ángulo desde donde apreciamos la vida y la escala, por ejemplo no es lo mismo una piedra de 10 centímetros para una hormiga, que para un hombre. La distancia y el tiempo también son relativos según la capacidad del espectador.

En fin, ¿qué creer y qué no creer?, es tan ambigua la verdad, que cuando la capturamos, aquella se vuelve dudosa por decir lo menos, y se vuelve incluso también, obsoleta.

Lo cierto sería, según yo, que el ser humano tratara de despejarse de tantos prejuicios que filtran la realidad, y sobre todo que intentara buscar la verdadera luz del conocimiento por medio de la persistencia, trabajo, meditación, estudio y reflexión, ya que la verdad al final, nos quitará las cadenas.