26 de enero de 2013

LA ABURRIDA HISTORIA DEL MAGO VIEJO, AL QUE LE ROBARON SUS TRUCOS


Dejé mi antiguo oficio de mago, porque ya nadie se sorprendía de mí; de mi, ni de mis antes espectaculares y sorprendentes actos de magia que realizaba con ensayado gesto solemne y teatral, todos captaron mis trucos muy rápidamente y muy pronto, todos se desesperaron, me abuchearon y se fueron muy molestos de la pobre carpa que tenía foquitos azules, rojos, verdes y amarillos y un nada pequeño anuncio prometedor con letras verdaderamente grandes. Esa carpa parchada para prevenir la lluvia y el frío invernal, fue mi querido hogar por muchos años. Yo amaba a mi única casa.

Por esa razón arrojé mi remendada capa, sombrero artificial y bastón descolorido en ese viejo baúl donde se guarda todo lo que ya no sirve. Al salir de ese cuarto lleno de humedad, de pronto ya no supe que hacer al tener frente de mí, -yo, desempleado-, a la inmensa calle que no conocía de día. Confieso que me dio miedo, metí las manos a las bolsas del pantalón y sólo encontré un pequeño agujero. ¡Ni siquiera agujeros grandes podía  tener yo!

Reflexioné un poco sobre mi fracaso y tras muchas horas de meditación y de revisión de errores, pecados y defectos, me di cuenta que no debí amar tanto, debí, amar mejor, que son circunstancias abismalmente distintas. En mi descargo, digo que entonces no sabía la diferencia, (creo que si la hubiera sabido a lo mejor hubiera cometido la misma pifia, un verdadero enamorado nunca se da cuenta de esas cosas tan superficiales), yo amé tan loca, profunda y ciegamente que no supe amar con calidad, solo amé con locura infinita, sin mesura y sin pensar en el futuro,-que a lo mejor hubiera sido mi mejor amigo en caso dado, pero ahora ni eso tengo-. Desde ahí empecé a equivocarme.

Mi corazón no entendía entonces, de reglas, pesas o medidas, sólo amaba porque de ello dependía su vida misma, cada latido y golpeteo de venas en el cuerpo, ( que entonces todavía no tenían medicamento), era un grito de amor para ella, era un pedir perdón hasta por las cosas que yo no había hecho, era llorar por cada latigazo de mentiras, groserías y desdén que me hacía cada semana, y después de los golpes, lágrimas y sangre, corría yo a abrazarla y decirle que ella era buena y que me hacía feliz con cada movimiento caprichoso de algún dedo suyo. Si ella sonreía, mi corazón también lo hacía, si ella estaba triste, mi corazón se afligía como nunca. Pensé que eso era amor. Todavía lo creo. Es que, todavía la amo.

Lo que pasa es que yo nunca había amado como lo hizo John Lennon, fue muy sorpresivo para mí vivirlo así. El estilo de Lennon es entrega total, así lo dijo en la frase de una canción: “Amor es rendirse”. No hay mejor frase para el verdadero amor. Puedo jurarlo por Dios, puedo y lo juro.

Yo sabía que la sonrisa de ella era temporal, se mostraba así en lo que robaba mis trucos de mago antiguo, -muy celosamente guardados-, aunque confieso, también pasados de moda y sobradamente conocidos, pero al menos me daban de comer; no obstante, a mí nunca me importó eso. Le enseñé con detalles hasta las ilusiones circenses más secretas que guardaba para otra mejor niña, -que nunca llegó-. Iluminó mi tarde gris con su mirada inocente, -no sabía entonces que ella mentía con tanta falta de piedad y facilidad tan cruel-, por eso lo hice. Por eso me perdí. Y si volviera a estar otra vez frente a ella, volvería a cometer los mismos errores, o a lo mejor cometería peores. Es que no me funciona la razón si ella ya no está aquí para reír, para mentirme, si ella no está para yo aplaudirle por cada lágrima actoral tan esplendida. El engañador fue engañado, y fue tan descarada y dolorosamente bello. Su actuación merece un Oscar y claro, todo mi amor, se lo di antes de conocerla, porque lo guardaba para ella. Me enamoré de la Campeona de las Mentiras. Me enamoré mucho y se quedó en esas notas.

Extravié lo único que tenía, no obstante, lo peor de todo esto, es que no me importa, al contrario, me gustó darle mis guantes, -ya no tan blancos-, para que experimentara con mi trabajo. ¡Y me hacía tan feliz cada que se equivocaba, porque entonces tenía yo el pretexto para abrazarla y pedirle que lo intentara de nuevo! La veía con admiración fallar, aunque fallar a mí me parecía un éxito. Era una niña con magia verdadera. Me sentí aprendiz, porque eso es lo primero que pide el amor, humildad y entrega, así lo pide el estricto amor en su elitista hoja de registro atiborrada de mil requisitos para entrar a su club tan selecto.

Y ya sin trucos, un mago ya no lo es. Entonces, la antigua estrella se vuelve un escarnio del circo, un actor deleznable que ni risa, ni lástima, ni asco causa. Acaso indiferencia y eso ya es decir.

Ni siquiera pude hacer mi último truco con ella, cuando se fue, quería sonreír cuando me cambió por algo mejor, pero en lugar de la risa, me brotaron muchas lágrimas bien estúpidas que echaron a perder mi último acto magnifico. Entonces intenté lo más desesperado: cantar y bailar para entretener a mi amor, para que no se fuera de la carpa modesta llena de foquitos de muchos colores donde yo trabajaba, pero fue peor, hice el más terrible ridículo, al cantar olvidé la letra, y al bailar caí de bruces en el piso de donde ya no me pude levantar, pero si pude alzar los ojos para verla partir con mis trucos en la mano. Cuando salió de la carpa vieja en donde parecía que los foquitos tenues también morían, dije con el corazón en la mano: “Dios te bendiga mi amor, gracias por haber venido a ver al más fracasado de los magos a este circo que no tiene la culpa de nada. No tengo forma de pagarte ese tiempo que perdiste conmigo. ¿Sabes? Todavía te amo pequeña traviesa, eres la completa dueña de mí. Eres el amor de mi vida. Y aunque ya no tengo corazón, todavía puedo sentir lo que profeso por ti: Te amo”.

Ahora me dedicaré a otra cosa, no sé a qué, pues ser mago es lo único que sabía hacer en esta vida. De payaso no podría trabajar, porque no podría denigrar tan noble oficio que hace feliz a los demás. Yo, ¿cómo haría para que no vieran tras mi maquillaje, a un mago acabado y lleno de sufrimiento? No podría, hacer reír a nadie, de verdad. A lo mejor sólo podría hacerte reír a ti y a los niños que te acompañan, tú sabes los nombres, ellos te han asistido, ellos y otros afortunados, a los que no mentiste. Pero a lo mejor ni siquiera eso. Ya no tengo trucos, ni chistes, ni vida, desde que me diste la infame patada que merece el peor de lo decaídos. Me arrancaste lo único que tenía: mis trucos que sé, arrojaste indignada en el primer bote de basura que encontraste en tu camino. Ni a ti ni a nadie, le pueden servir ya.  Al verte partir, me sentí como el náufrago que pierde su diario en la inmensidad del mar y que ve cómo se rompe la única botella de vidrio -con mensaje adentro,- que tenía para arrojar al océano.

Y ya desguarnecido, salí a la calle para buscar otra mujer que pudiera ayudarme, claro, no a sustituirte, pero la calle estaba vacía, sobre todo a esas horas de la mañana y también durante todo el día lo estuvo, y aunque busqué desesperadamente otra tú, no encontré nada; en la calle desierta sólo había un taxista ebrio que dormido dejó el radio de su carro encendido y a lo lejos se oía una canción que decía: “Creí que tu vida era mía, y que tú me querías como yo te quiero a ti”. Entonces caminé en la fría madrugada hacia la nada, hacia el vacío, hacia la soledad más espantosa, hacia mi cuarto donde nadie me espera, ni me esperará, yo solo, ya sin trucos, ya sin mentiras, ya sin amor, ya sin magia, ya sin vida, ya sin ti.


17 de enero de 2013

ALGÚN OTRO LUGAR


Mucho, -demasiado, diría yo-, se ha hablado o escrito sobre Los Beatles, bastante se ha reseñado a John Lennon o departido sobre el mismo Paul McCartney; en contraste, se ha gastado poca saliva o tinta valiosa sobre el Beatle Religioso, sobre el Compositor de Dios, sobre el Seducido de la Filosofía y el Pensamiento, sobre el Romántico de las Flores e Inciensos, del Héroe y del Enamorado de los Jardines, del Inventor de una Nueva Música, del Ángel de la Concordia, es decir del Beatle Místico, de George Harrison, a pesar de su importancia artística e ideológica. Harrison, quien corona y convive con los ángeles del Reino de la Paz, Libertad y Amor a Dios, el Amigo de la Espiritualidad y de las Carreras. Harrison, el Hare Krisna, quien empuña la guitarra para enamorar a Dios, quien  pulsa con los dedos un himno al Creador y al terminar, apunta los dedos al cielo para confesar solícito mientras besa el pasto: “Sólo soy un hippie, un greñudo que ama el rocanrol, un hermano del sol que brilla para nosotros, sólo soy, un pobre loco poseído por la luna, un caballo obscuro que no se cansa de correr por la pradera verde llena de duendes compatibles y esperanzas rotas y una ilusión fallida al final.”

Dos de las pasiones más acendradas y punzantes que tengo en mi vida, son, por orden de importancia, la música y la literatura. Resulta que en este libro en comento, - simplemente un hermoso objeto cultural ya imprescindible- , coinciden ambas de una manera singular y pertinente. Singular porque no es cualquier tipo de música; son Los Beatles y George Harrison, mi segundo escarabajo favorito; y pertinente, porque si hubiera llegado este libro en otro momento de mi vida, tal vez no lo hubiera sabido apreciar tal como ahora lo hago. Para alcanzar esta emoción intelectual, tuve que vivir todo lo que he vivido y leer todo lo que he leído.
El libro es el producto de un trabajo intenso de Mariana Dalzell, -admiradora de la obra de George Harrison-, quien convocó a un concurso de cuentos relacionados al Beatle Callado, para que, con los textos ganadores, pudiese conformar un libro, que de verdad es la valiosa suma de resultados copiosamente exitosos y lo que es mejor, verdaderamente atractivos .
Son doce cuentos escritos por otros tantos autores de distintas nacionalidades: México, Argentina y Chile. Me parece que son muy originales, muy bien escritos y ampliamente sentidos, pero sobre todo, gestados no solamente en y por la inteligencia humana, sino también en y por el corazón espiritual, es decir confluyen en tan pocas letras, (plasmados en tan sólo 101 páginas), las más grandes cualidades que tiene el hombre: la razón y el amor, (plasmados en tan sólo 101 mil billones de páginas).

Para el concurso, se formó un jurado dictaminador. Los cuentos  ganadores fueron: primer lugar: El eterno retorno de Aditya;  segundo lugar: Soy feliz al bailar contigo y, tercer lugar: Piensa por ti mismo. Los cuentos que recibieron menciones honoríficas y que también se incluyen en el libro son: Georgeson; Harrison y el viaje surreal; El hombre en transición; The inner light; Lejos en la distancia, cerca del corazón; La montaña de la luz, y, El sueño ha comenzado.

Para mi entender y sentir, el cuento que más me gustó fue el de “Soy feliz al bailar contigo”, del cual en su momento, daré mis argumentos, eso, por qué pensamos traer a la recopiladora de la obra harrisoniana a Pachuca, para que nos comente de viva voz, sus razones para realizar tan esplendido y admirable trabajo y sobre todo para que nos traiga unos ejemplares a la venta para contar en nuestra biblioteca, con este título tan importante, no sólo para los beatlémanos, que ya es decir, -sobre todo porque del Beatle Filosofo, prácticamente no existe una bibliografía tan difundida-,  sino  además, porque tiene muchos méritos literarios y es un goce generosamente arrobador, disfrutar de su lectura tan deliciosa. Con y a través de ella, se aprende mucho, se vive una experiencia impar, se transporta uno a otras atmosferas etéreas y a un pensamiento poético y filosófico, pocas veces sentido. ¡Qué hermosa es la sabiduría!  ¡Señores, estamos hablando nada más  de George Harrison!
Esperen la fecha, pronto tendremos a Mariana por acá, para conocer su sincero esfuerzo, que solo merece nuestros aplausos, que todavía deben ser más sinceros, a ella y a los escritores.
Podría citar como remate, algún párrafo encantador del libro, qué es lo que se acostumbra cuando se hace alguna reseña de un libro de cuentos, pero prefiero que compren el libro y ustedes mismos comprueben la belleza de lo que  trato de compartir.

1 de enero de 2013

EL LIMITE DEL UNIVERSO






Me parece que es una de las mejores canciones de pop en ingles que he escuchado en mi vida. Me remite irremediablemente a mi abuelo Federico, mi personaje favorito. Creo que esta canción también debe de incorporarse a la larga banda sonora de mi vida. Los Bee Gees, a pesar de que no soy su fan, los considero uno de los diez mejores grupos de toda la historia de la música, al menos en inglés, que de verdad,  ya es mucho decir.
Mi deseo final es que mis restos descansen en la misma tumba que de la de Federico, pero bueno, eso yo quisiera, falta lo que Dios diga.
EDGE OF UNIVERSE
Just my dog and I at the edge of the universe.
Well, I didn't wanna bring her  and I know it'll make her worse.
Now I look out on forever and it must be nice down there. And they call me Shenandora in the air.
Well, I'm ten feet tall,
but I'm only three feet wide. And I live inside an ocean that flows on the other side.
If I came back down tomorrow, would it all be far too soon? And it looks like it's gonna be a lovely afternoon.
I thought that I was going home, and all the way I kept on prayin'. I couldn't stop to turn around; well, here I am and here I'm stayin'.
It's been my longest journey
and I've come through the black of night. I was tired and hungry when I saw your distant light.
Well, I know this may sound crazy, but I'm sure I got here first. I'm just me, Shenandora,
at the edge of the universe.

at the edge of the universe.

AL LIMITE DEL UNIVERSO
en el borde del universo.
Bueno, yo no quería traerla
y sé que va a hacer lo peor para ella.
Ahora miro hacia fuera para siempre
y debe ser agradable allí.
Y me llaman Shenandora en el aire.
Bueno, estoy diez pies de altura,
pero yo soy sólo de un metro de ancho. Y yo vivo dentro de un océano que fluye
en el otro lado.

Si me volvió a bajar mańana,
que todo sea demasiado pronto
Y parece que va a ser una tarde encantadora.

Pensé que me iba a casa,
y todo el camino que seguí rezando.
No podía dejar de dar la vuelta;
bueno, aquí estoy y aquí estoy permaneciendo.

Ha sido mi viaje más largo
y he venido a través de lo negro de la noche.
Yo estaba cansado y hambriento
cuando vi su luz a la distancia.

en el otro lado.
Si me volvió a bajar mańana,
que todo sea demasiado pronto
Y parece que va a ser una tarde encantadora.
Pensé que me iba a casa,
y todo el camino que seguí rezando.
No podía dejar de dar la vuelta;
bueno, aquí estoy y aquí estoy permaneciendo.
Ha sido mi viaje más largo
y he venido a través de lo negro de la noche.
Yo estaba cansado y hambriento
cuando vi su luz a la distancia.
Bueno, yo sé que esto puede parecer una locura,
pero estoy seguro de que llegué aquí primero.
Soy sólo yo, Shenandora,
en el borde del universo.
Sólo mi perro y yo