30 de noviembre de 2007

TARJETAS DE VISITA

En 1854 el empresario y fotógrafo francés André Adolphe Eugene Disdéri (1819-1889), patentó una cámara fotográfica con la que se obtenían hasta 12 fotografías en una misma placa, abaratando con esta novedosa técnica tiempo, costo y materiales para la realización de retratos. Disdéri socializó con su invento esta nueva forma de trascender al tiempo pues el producto era accesible a casi todos los niveles socio económicos. El tamaño de los retratos era de 9 por 12 centímetros.

En las tarjetas de visita el personaje o personajes solían aparecer retratados en diversas poses captadas por cada uno de los diferentes objetivos, casi en todas ellas el retratado está apoyándose en un banco u otro mueble.

La placa tenía varias imágenes que se imprimían en papel, se recortaban los retratos, se firmaban y escribían los datos personales en ellos y luego los repartían a manera de presentación personal por lo que son el antecedente directo de las actuales tarjetas de presentación. En otros casos se regalaban a familiares, amigos, novias o pretendientes como un recuerdo personal que incluían maravillosas dedicatorias muy pensadas y distintivas. Era una forma muy extendida de relacionarse en sociedad.

En nuestro país las tarjetas se produjeron con el auge de la fotografía en la época de Maximiliano, lo que provocó un fenómeno de comercialización y popularización de la imagen personal. A través de las tarjetas de visita la imagen fotográfica se incorporó de lleno a la vida cotidiana. Algunas de ellas llevaban marcos muy vistosos y otras permitían colorearse a gusto del cliente.

Luego surgieron los álbumes para guardar las tarjetas de visita y en sus páginas se intercalaban muchas personalidades de entonces, incluyendo a militares y a religiosos. Las colecciones de las que hablamos se han convertido en objeto de estudio para algunos historiadores, antropólogos y anticuarios.

La imagen fotográfica conocida como tarjeta de visita, resultaba ser de mucho menor costo que la pintura de retrato, permitía además, demostrar el prestigio personal y social al intercambiar tarjetas con otros individuos. La novedad de estas imágenes y los infinitos personajes ahí capturados (entre ellos rostros de emperadores, representantes de familias aristocráticas, artistas, políticos y hasta gente del pueblo del siglo XIX), hizo de las tarjetas de visita objetos de colección, motivo por el cual se han conservado hasta nuestros días.

Precisamente de un coleccionista muy reconocido sobre estas tarjetas, Pérez Salazar, es de quien se presenta por primera vez en la Sala de los Arcos del Centro INAH Hidalgo (exconvento de San Francisco de Pachuca) y por sólo dos meses, una exposición con este tipo de retratos ampliados a 87 x 48 centímetros los verticales y 52 x 75 los horizontales. La exposición la inauguró el martes 27 de noviembre la directora de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia Julieta Gil, quien a través de su persona se obtuvo a préstamo el acervo aludido.

Son 28 imágenes soberbias en persuasivo sepia suave, 28 fotografías elegantes que nos hablan claramente sobre su momento: son siete fotos de mujeres, seis de niñas, cinco de hombres, nueve grupos y una boda.

Entre los títulos sugerentes leemos “Señorita de París”, “Niña de Puebla”, “Señorita Guadalupe Vázquez”, “Señora Isabel de Rétegui”, (las cuatro fechadas en 1870) y “Obispado Mexicano durante el Imperio de Maximiliano” (de 1864). Hay que precisar que la fecha marcada, no siempre corresponde al año en que se realizó la imagen, en muchos casos se refiere al año en que se imprimió o reimprimió.

Los fotógrafos que se han identificado en la colección Pérez Salazar son: Francois Aubert, Adrien Cordiglia, Cruces y Campa, Calderón y Cía., Cruces y Torres, Agustín Peraire Prevot, G´Reilly Sagredo, Valleto y Cía., Octaviano de la Mora, Sciandra Hermanos, Manuel Rizo, Lorenzo Becerril y Luís Veraza quienes tenían sus estudios fotográficos en las ciudades de México, Puebla, Guadalajara, Querétaro, Mérida, San Luís Potosí, Guanajuato, Zacatecas y Veracruz con una clientela que cada vez aumentaba en número.

Por las imágenes sabemos de la elegancia de las casas estudio de los fotógrafos pues en ellas vemos la escenografía compuesta de mobiliario lujoso y tapetes finos; está por ejemplo la tarjeta titulada “Personaje vestido de Charro” en donde se ve a un hombre de bigote portando un chaleco de catrín, sarape, sombrero veteado o bordado y chaparreras de piel, al parecer de jaguar, detrás de él se ve un diorama representando a Grecia o al menos unas columnas de estilo clásico.

Lorenzo Becerril por su parte, incursionó en la fotografía artística o antropológica al retratar a una señora con canasta y a un cargador, pero no en un escenario natural sino en su estudio con un fondo o tapiz que francamente desentona.

En otras fotografías se distinguen algunos accesorios que le dan cierto contraste y equilibrio al personaje: libros, lámparas, cortinas y relojes entre otros.

La exposición está abierta de martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas y la entrada es libre.

18 de noviembre de 2007

PLAZA Q DE PACHUCA


Ayer pudimos conocer finalmente la recientemente inaugurada Plaza Q de Pachuca, se trata del nuevo centro comercial de nuestra ciudad minera que por mucho, supera a sus similares establecidos en la urbe de aire, (aunque tal vez en glamour todavía no, pues Plaza Galerías con su Liverpool, sigue siendo el lugar favorito de la gente nice).

Sin embargo Sears Pachuca (el nuevo, pues el ubicado en Perisur desapareció como tienda departamental para convertirse en centro automotriz), es el primer establecimiento comercial en el estado que cuenta con tres niveles repartidos en 13,000 metros cuadrados de exhibición.

La plaza cuenta además con la segunda tienda Sanborns, que se establece en la ciudad y que es desde luego, mucho más grande que la ubicada en Plaza la Joya, además de una tienda Gigante que por su concepto es una de las más modernas en el país, ésta es la segunda tienda de la cadena en la ciudad dado que la primera se ubica en Plaza Las Américas, otra de las colonias popis de la ciudad.

Plaza Q no está en una zona llena de plusvalía, es más, se ubica cerca de la colonia popular de El Chacón, sin embargo por los desniveles geográficos, parece de pronto un centro comercial gringo, lleno de vida y modernidad y con más de 70 locales comerciales (los que pude contar), y -según pregunté-, más de 1600 cajones de estacionamiento. Además hay diez salas de cine de la cadena MC y una pista de patinaje, diversión desconocida e infinita para los jóvenes de nuestra comunidad.

Otro atractivo es el moderno puente vehicular que viene del lado oriente de la mancha urbana el cual nos hace olvidar por diez segundos, la pobreza que vivimos algunos en una parte de México.En lo que a mi respecta, -aunque no soy un visitador frecuente de esos emporios-, reconozco que la Plaza Q me es favorable, pues aunque está un poco más alejada que Plaza Universidad (mi centro comercial más cercano), entiendo que ahí se pueden encontrar mucho más productos, (hablo de libros y/o discos) interesantes en relación a otras partes.

Yo desearía que hubiese por ejemplo, un Mix Up en Pachuca, que es una cadena de discos que vende cosas interesantes en música.

Lo digo por que soy un consumidor irrefrenable de música. Pero mientras existan los pedidos por Internet y, complementariamente los piratas de mi mercado, pues… por ahora no puedo exigir más.

8 de noviembre de 2007

PRIMERA CONVIVENCIA BEATLE PACHUCA 1992

El sábado 5 de julio de 1992 iniciamos en Pachuca los festivales anuales sobre Los Beatles que ahora están muy de moda y que algunos tienen gran resonancia como el de Querétaro que comenzó en 1998, y desde luego el de México que iniciado en 1994, tiene ya carácter de nacional por la magnitud de eventos, grupos y personalidades que intervienen en él. También existen otros eventos beatlemános que aunque esporádicos, también han dejado constancia de su trascendencia en el país; de estos tengo referidos a los celebrados particularmente en Tampico, Mérida, Monterrey y Torreón, los cuales han contado con la organización y participación de connotados coleccionistas, conocedores y fans de mucho prestigio y renombre.Sin embargo, fue en Pachuca, en un teatro pequeño: el Auditorio Salvador Toscano del Centro Cultural de Hidalgo, donde consolidamos este sueño de tiempo atrás encaminado a realizar una fiesta exclusiva para admiradores de John, Paul, George y Ringo y que tuvo todas las características de los festivales modernos, es decir, conferencias por especialistas, compraventa de souvenirs, intercambio de objetos coleccionables, exposición de cuadros con cédula explicativa y objetos de colección, todo montado con la museografía apropiada hablamos de base y capelo. Desde luego hubo también música en vivo. (En posteriores convivencias hubo modificaciones y novedades como los ciclos de cine, las mesas redondas y los talleres de radio, además de que posteriormente utilizamos los recintos más importantes de la ciudad como el teatro Hidalgo, la Escuela de Artes y la Rectoria de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo).

Aquella ocasión histórica, participamos Félix Islas y Luís Carlos Pichardo, además del célebre César Aguilera.

Todos los que intervenimos, -incluyendo al público que abarrotó el inmueble-, dimos lo mejor de nosotros y fue un espectáculo completamente gratuito,(como TODO lo que he hecho en relación a Los Beatles, yo no podría comerciar con eso, nunca lo he hecho, y antes al contrario, he dado lo poco que tengo para difundir lo que creo, es verdadera calidad en música y arte; ganar dinero por eso, me parece poco sincero, por decir lo menos).

Aquella ocasión hubo dos grupos musicales de los que quiero destacar a APPLE, quien se lució esplendorosamente con canciones clásicas que nos hizo vibrar de una manera verdaderamente particular.

Aquí presento unas fotos de aquél momento inolvidable: el comienzo de tantas actividades nuevas sobre los greñudos de Liverpool: la Primera Convivencia Beatle Pachuca 1992.

2 de noviembre de 2007

XANTOLO EN YAHUALICA

La celebración de días de muertos si bien es verdad posee elementos generales en nuestro país, existen en cambio otros, que le dan cierta particularidad a regiones o pueblos específicos. Todos los municipios del estado de Hidalgo celebran su tradición ancestral del día de los santos difuntos muy a su manera única.

Todas las recordaciones y vivencias al respecto son admirables y muy dignas o meritorias de ser dadas a conocer a otros niveles. Sin embargo, hoy me referiré a la conmemoración añeja que se encomia en la huasteca hidalguense y todavía más concretamente en el inigualable, bellísimo y de mucha importancia, (sobre todo arqueológica por sus múltiples tzacuales o montículos), el municipio de Yahualica Hidalgo.

El xantolo (palabra que viene del latín sanctorum y que significa Todos Santos), se vive de otra forma en estos lugares y desde luego que vale la pena hablar de ello, no sólo para preservar lo orgullosamente nuestro, sino sobre todo por que es una fiesta emotiva y llena de mucha reflexión.

Otras comunidades que tiene nuestro Yahualica, -el hermoso municipio emperador de una montaña-, son Aguacatitla, Atlalco, Chiatitla, El Arenal, Hueyactetl, Los Naranjos, Mecatlán, Mesa Larga, Pepeyocatitla, Atlalco, y Chiatitla, que son pequeños caseríos en extensión pero grandes y llenos de magia, distancia y sobre todo de naturaleza verde, frondosa y única.

Yahualica que significa en náhuatl “La casa llena de neblina” pertenece geográficamente a la huasteca hidalguense, pero por su ubicación casi diríamos que corresponde a la sierra hidalguense, pues se encuentra a una altura insospechada y es digamos, la Reina de las Alturas de la Huasteca.
¡Ah que impresionante vista se comparte desde El Balcón!,este es uno sólo de los infinitos lugares impresionantes que tiene el territorio del estado de Hidalgo para subyugar a propios y extraños.

Ahora, Yahualica tiene una vía corta llegando de Pachuca que es por la desviación a Calnali, después del cual se encuentra una moderna carretera que enlaza a otros pueblos huastecos y que conllevan a nuestro municipio alejado y por lo mismo menos contaminado culturalmente o globalizado dirían los alter ego.

Yahualica es un poblado más que hermoso, y entre sus habitantes se encuentran personas maravillosas que hacen de su esfuerzo múltiple, todo un agasajo para los visitantes, sin embargo hay otros que todavía están cerrados a la protección y difusión oficial, me refiero a los ejidatarios dueños de la zona arqueológica que según sé, es una de las más grandes en cuestión piramidal y que lamentablemente no nos permitieron una visita. Se trata de una zona huasteca de mucha importancia llena de monolitos y basamentos de verdadera relevancia para el estudio de nuestro pasado.

Pero en lo referente a nuestras tradiciones fue diferente, pues el señor Ambrosio Aquino Rojas, mayordomo en esta ocasión para la celebración de los Fieles Difuntos, nos explicó y atendió de una manera peculiar y generosa. Incluso nos llevó a su casa para que pudiésemos admirar un verdadero altar de muertos huasteco y además saborear tamales de maíz y frijoles sabrosísimos, cortesía de nuestro anfitrión.

Estando en la bella iglesia de la cabecera municipal, (de la cual por cierto pude tomar una foto desde el campanario de la iglesia, que aquí comparto), conocí el altar colectivo que se hace cada año y tuve el privilegio de conversar en persona con los formadores del mismo.
El altar referido se hace con un arco de flores que significa la unión del cielo con la tierra. Las flores usadas aparte de las típicas son unas muy bonitas que sólo se dan en Yahualica lo que le imprime un sello original y extraordinario, éstas al igual que el pan, se cuelgan en el arco del altar lo que le da un toque armonioso y encantador.

Sin embargo, la tradición sobre nuestros muertos en Yahualica varía en muchos aspectos, uno de ellos es el tiempo, pues no sólo se celebra los primeros dos días de noviembre, sino que comienza la celebración el día 31 de octubre, (nada que ver con la estupidez del hallowen o como se diga), momento en el cual se recuerdan y agasajan a los infantes, el día primero de noviembre se celebran y esperan a los adultos y después de ello se reza un novenario todos los días alrededor de las cinco de la tarde. Después del noveno día se hace una misa cercana a las doce de la noche, en donde asiste la gente y se amanece cantando y rezando.

Su altar se forma y decora con chichapal es decir ollas de barro con atole de caña o atole de yuca, tamales de ajonjolí con frijoles, (que son muy diferentes a los de Zacualtipan, por ejemplo, las variedades de frijoles son entre otros, el caxtelan o el yantolero), y carne de puerco envueltos en hoja de Papatla u hoja de monte, que es muy diferente la hoja de plátano. Además decoran su ofrenda con muñecos de pan hechos con base de figuras humanas y otras de animales. Las velas y veladoras sirven para iluminar el trayecto del alma hasta el altar que ponen con imaginación pero más con mucho amor.

Explicó el señor Aquino que el altar se adorna con colaboración del pueblo. Se cuelga fruta, los muñecos y algunos objetos personales del finado como el sombrero u otros. Las bellas flores que se ofrendan (y, ¡oh, que hermoso detalle, colorido y aromático representan las flores!), son el oloxochitl (conocida en español como la sempiterna), el cuamesmáitl (o mano de león) y la vistosa y única zempoaxóchitl.

Las frutas desde luego son de temporada de las cuales aquí sólo tiene uno que levantar el brazo y arrancar del árbol, mandarina, plátano, (del cual hay varios tipos: manzano, largo, dominico y otros.), manzana y nuez entre otros deliciosos frutos.

Los altares caseros que son de una belleza artística y de una estética impresionantes y que desde la calle admiran muchísimo pues se ven múltiples caminos de flores que conducen al alma hasta la ofrenda llena de viandas y objetos materiales, pues este día Dios permite a los espíritus regresar a casa y comer, beber y disfrutar lo que en vida le gustaba al adelantado.

Otros altares muestran trabajos artesanales de exquisito gusto como manteles bordados, papel picado y copaleros que se compran en Papatla cuyo aroma y humo, envuelven a uno todavía más en esta recordación tan especial.
El uno de noviembre, el mayordomo, por tradición, invita a comer a los voluntarios que acuden a decorar el altar colectivo que se encuentra enfrente de la iglesia y que llaman el huesario, pues la gente ahí dejaba a sus muertos, mientras se excavaba la tumba en el panteón que está a la derecha del templo religioso, creo que no hay un lugar más reconfortante para descansar que este, cerca de Dios y arañando literalmente, al cielo.

Los caminos de pétalos de flor se colocan el primer día comenzando en la calle hasta llegar al altar donde se hace una cruz. Pero el último día, éste camino se quita justamente al revés, es decir se comienza con la cruz y se termina con los pétalos de la calle.

Yo me moría de ganas por conocer Yahualica y le agradezco mucho a Dios que me permitió convivir con su maravillosa gente en una fecha tan importante, (gracias también al INAH, sin el cual....).