27 de marzo de 2016

SOLIPSISMO


El solipsismo es una palabra fácil de entender si se recurre a internet para conocer su significado. Pero aun después de conocer su definición, creo que pocos se sientan a tomar un café o una cerveza y a meditar sobre el concepto. Es verdad, el solipsismo es una creación filosófica o un modo distinto y acaso original de ver la vida. Solipsismo es una teoría de la existencia que asegura que sólo existe uno, uno que está diciendo esto. Es decir, que todas las realidades abstractas son producto de la propia mente. Todo lo sueño yo. Nada existe si mi mente no lo imagina. La realidad objetiva es inconsistente en caso de que ésta  fuera real, solo es comprensible a través de mi mente.
Sinceramente es bella pero inquietante esta teoría. ¿De verdad todo lo estoy soñando yo? ¿O es un dios el que me está soñando a mí?
"La vida es un sueño", obra de 1635 de Calderón de la Barca apuntala el pensamiento solipsista cuando el protagonista, Segismundo, encerrado desde que nació, en una torre, se pregunta si es real el mundo que ve a través de la ventana y las rejas, o a lo mejor esta vida en realidad no es más que un sueño. La vida o lo que creemos que es vida depende de factores, uno de ellos es salir de la torre y conocer otros pensamientos. Por ejemplo, todos conocemos que los judíos existen y tienen poder, pero hasta que se le conoce a uno de ellos se puede tener una certeza medianamente aceptable.
El solipsismo implica que cuando uno muera, de alguna forma se acaba la vida o lo que uno cree que es la vida. Uno imagina que después de muerto la vida continúa, que vendrán otros a formar capítulos nuevos al libro ya escrito.
Que el tuzobus tendrá más líneas, que el PRI dejará de gobernar, que la selección mexicana de futbol ganara un mundial, que al pueblo culto de México le importa un pito lo anterior. Pero sólo son construcciones de la mente. Que los prejuicios como el valor de la virginidad son sustituidos por el gran concepto del ser humano. Que Televisa no existe y si existe ya deja de embrutecer al pueblo. Todo lo anterior son especulaciones, son deseos reprimidos, son fantasmas de la mente. Quizá y a lo mejor sólo por eso, la filosofía es la madre de todas las ciencias, aunque no de para comer, pero es importante reflexionar un poco sobre las bellas piernas de la chica que está detrás de la butaca del cine. O sobre el pordiosero que pide limosna, o sobre la bruja que obtuvo todo prostituyendo su cuerpo y alma para alcanzar su felicidad escondida entre las minúsculas partículas blancas de la arena, y azul turquesa del mar y el cielo. Son valores que se llevan en el alma. Se trata del alma. Todo es un armastote cultural e ideológico: ser guapo, joven, culto y rico. Un príncipe de cuentos bobos. Escritos para robar y apoderarse de mentes débiles.
Pero todo eso es una vil imaginación, un maldito sueño, según los solipsistas.
En esta hermosa foto donde no se muestran traseros ni chichis de mujeres, se ve al personaje más importante de Pachuca, no es el presidente municipal ni algún político que vive del erario. A este admirado señor, tengo la fortuna de conocerlo desde hace más de veinte años, y sigue igual. Aportando al mundo. Uno es burgués, el otro es un hippie extremo, que al verlo en su minuciosidad y extremo pensamiento, se le caen a uno los calzones de vergüenza, y hasta se ofende al término hippie si uno se quiere etiquetar como tal. Uno, es uno más que no pasa hambre, que su problema es meramente ideológico por que el otro tiene poder de decisión, y hasta pareciera que sus opiniones son mejores que las de uno. 

La foto es hermosa por las burbujas y la gente cotidiana que solo quiere vivir y no pensar. Yo quisiera entrar al mundo de este mi personaje, pero no puedo, según el solipsismo, todo lo estoy imaginado yo. Todo lo creo yo. O, ¿Acaso él me está inventado a mí? ¿Acaso él, si alguna vez vio que yo tenía un teléfono celular para tomarle una foto, sólo lo estaba imaginado? No creo, yo no existo en su mente. Soy menos que su gis con el que pinta y traza el mundo. 

10 de marzo de 2016

YOKO ONO EN EL MUSEO DE LA MEMORIA Y TOLERANCIA


La primera muestra artística que Yoko Ono montó en la ciudad de México, fue la de los famosos ataúdes de los cuales brotaba un pie de árbol, que representaba de algún modo la reencarnación o el persistir en esta vida, si bien, ya en otra modalidad distinta a la humana.
Ono, siempre se ha caracterizado por sus ideas atrevidas y originales, algunas de ellas verdaderamente evocadoras y que invitan, -además del placer estético y la apreciación de la plástica-, a la reflexión sobre los productos y la evolución humana.
Dos décadas después la viuda de John Lennon, trae a nuestro país una variante de su arte conceptual, dentro de la que destaca el árbol de los Deseos, en donde cualquiera podía dejar una hoja con una petición; y luego, quizá la más importante, la exposición  titulada Tierra de Esperanza, la cual reúne 16 piezas emblemáticas de la trayectoria de más de diez lustros de la no del todo comprendida artista nipona.
La antología  profundiza sobre la violencia, el género, el poder y muestra entre otras instalaciones, fotografías y filmes, por ejemplo, la obra llamada “Pintura del techo”, o la famosa “Pieza de corte”, o la otra llamada "Pice" que como es sabido, se trata de armar rompecabezas con jarrones rotos a propósito, de distintos materiales. No podía faltar el “Play by Trust”, es decir el ajedrez blanco para ambos contrincantes. En las instalaciones de Yoko, el público juega un papel fundamental, pues es precisamente el visitante quien tiene que actuar para que la obra artística tenga sentido.


En la oratoria de Yoko, se mencionó que Lennon era un feminista, en alusión clara a los ojos de mujeres que se exhiben y que de hecho hubo una convocatoria abierta para que cualquier mujer enviara su fotografía. Muy Interesante y hasta estremecedor.
La exposición se encuentra en el segundo piso del asombroso Museo de la Memoria y Tolerancia de la ciudad de México, que punto y aparte, es uno de los museos más impresionantes que he visto en mi vida. Lo digo yo, que me muevo en el mundo de los museos y que visitarlos es mi pasión. Pero de este recinto no sólo conmueve su acervo, -que de sí, ya da muchísimo que decir-, es su propuesta museográfica, altamente moderna y vanguardista. El visitante entra con una forma de ser y pensar sobre el mundo y, sale, con otra muy distinta.


Yo no concibo seres humanos, -de verdad no lo concibo-, que se sientan superiores a otros y que por ese sólo hecho quieran eliminar a los "inferiores". Aparte de que es una estupidez absoluta y primitiva, me parece carente de todo sentido moral y religioso. Toda esa aberración ha existido en el ser humano, yo creo que siempre. Y no sólo hablamos de los nazis, cientos de pueblos alrededor del mundo, alguna vez han tenido este tipo de prejuicios tan llenos de inhumanidad. (Algunos estadounidenses respecto a los latinos).(El menosprecio a los valores de la mujer).

Finalmente me quedo con el mensaje de que a lo mejor se puede tener motivos para no tener empatía con otros, pero nunca motivos para tener odio, y sobre todo, tanta crueldad. La guerra es el gran despropósito de Dios y el infierno más grande que puede vivir el ser humano. Por eso creo en Lennon y en su “Imagina la paz”, que ahora preconiza Yoko Ono. A lo mejor haría falta, y esa es una frase mía, sentimientos y cultura, en ese sentido: de conocer la historia de la humanidad. No fanatismos. La luz del conocimiento, abrirá la puerta de la comprensión. Finalmente estamos sólos en este mundo, ¡Seamos amigos, esto es temporal!


Por lo pronto, el MMT,  es uno de los diez mejores museos que he visitado en mi recorrer por espacios que resguardan los testimonios del hombre y su cultura, y conste que el museo no es muy grande, pero sí de una importancia muy considerable.

Y pues regresando a  la muestra selectiva de Yoko Ono, ésta se logró en parte por el impulso de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México y otros organismos, su temporalidad es del 2 de febrero al 29 de mayo de 2016. De verdad vale la pena visitar el museo, y de paso, echarle una mirada curiosa a  la exposición de Yoko, porque a pesar de su singularidad y audacia, en realidad no llena las expectativas de nadie, sobre todo cuando ya se conoció la verdadera antología que se montó el año pasado en el Museo de Artes Modernas de Nueva York. ¡Esas sí que fueron palabras mayores!