21 de marzo de 2005

HOMO LUDENS

HOMO LUDENS

Una magna obra literaria del historiador holandés Joahan Huizinga lleva por sugestivo título HOMO LUDENS, en este espléndido texto, el autor se propone evidenciar la insuficiencia de las imágenes convencionales del “homo sapiens” y del “homo faber”.

Dedujo primero, que el hombre no es tan razonable o reflexivo como gustaba de creer en el siglo XVIII. Después se sugirió por los antropólogos el distintivo de “el animal que crea herramientas”, sin embargo existen algunos animales “inferiores” que utilizan ciertos objetos a modo de instrumentos. De tal suerte, que Huizinga propone la designación de “el hombre que juega”. Si bien casi todos los animales juegan.
Desde entonces, ha habido otras designaciones para el hombre moderno como la que da Giovanni Sartori del hombre atrofiado por la televisión, u homo videns.

En la obra que nos interesa HOMO LUDENS, el escritor holandés pretende demostrar que el hombre es el único ser vivo que llora, (no que lagrimea), y lo hace impulsando, no por una función fisiológica, sino por motivos puramente emocionales.
Del mismo modo, el hombre es la única especie animal que ríe por el mero placer de hacerlo. Para ello se vale del juego, el que históricamente y bajo diversos matices ha sido la función peculiarmente humana, y el fenómeno cultural más importante, además de pensar y trabajar.

Desde un sentido agonal, es decir competitivo, hasta un sentido sacro es decir religioso, el hombre ha jugado con casi todo lo que le rodea en la naturaleza. Desde el bebé que mientras no se alimenta o duerme, hace górgoros con el único fin de jugar, hasta formas más sofisticadas de juego, que encontramos en la poesía, el arte, la filosofía, el lenguaje, el derecho y la literatura.
En estas áreas del saber y sentir humanos, identificamos elementos lúdicos que Huizinga nos detalla en múltiples culturas humanas que van desde las griegas, hebreas, africanas, esquimales o mexicanas; pero especialmente europeas, que en épocas tan dispares como la medieval, la renacentista y la moderna, se han manifestado en innumerables formas; concluyendo con el juego profesional o de deporte el cual conocemos en diversas modalidades tales como: entretenimientos de mesa en los que se incluyen el ajedrez, los naipes, o los juegos de azar, hasta las olimpiadas y otros eventos internacionales.

Huizinga nos da todo un paseo magistral filológico respecto a las raíces etimológicas de la palabra juego, y finaliza reflexionando acerca de que el juego se ha hecho demasiado serio, cuyos elementos lúdicos y estados propios del jugar como el misticismo, la recreación, la diversión y espontaneidad, han mermado para favorecer la reglamentación y hasta la retribución económica para los que juegan.

El juego es para Joahan Huizinga, la génesis y el desarrollo de la cultura que poseen una forma lúdica: Al dar a conocer esta obra, tenía la pretensión de mostrar que el juego debe ser concebido como fenómeno cultural, y no, como función biológica.

Huizinga define el juego como “lo no serio”, y si pensamos un poco en estas palabras, veremos que la vida está llena de esas posibilidades, (mientras rayamos una hoja al hablar por teléfono, al jugar con alternativas, o en casos extremos, los jugadores compulsivos). En resumen como dice el propio Huizinga en el prólogo de su HOMO LUDENS: “Cuando examinamos hasta el fondo la medida de nuestras acciones, puede ocurrírsenos la idea de que todo el hacer del hombre no es más que un jugar.

Quien se dé por satisfecho con esta conclusión metafísica, hará mejor en abandonar el libro”.

Desde luego lejos de abandonar esta deliciosa lectura, la recomiendo ampliamente. Se encuentra disponible en Alianza Editorial, Madrid, y fue escrito en 1938.

Joahan Huizinga, nació en 1872 y murió en 1945 originario de los Países Bajos, fue catedrático en Groninga y Leyden, presidente de la Real Academia de Holanda. Otro de sus títulos es “El otoño de la edad media”.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias mariamaya por la atención de opinar. Jugar es darse a uno mismo la oportunidad de reirse de uno mismo. Nada puede ser tan sombrío que no se ilumine con una sonrisa, La formalidad absoluta es para aquellos que ya mataron al niño irreverente, con el cual fuimos dotados cuando nacimos...

graciela dijo...

Hola es muy interesante este tema ya que yo estudio mucho la literatura del Doctor Serge Raynaud de la ferriere y el lo menciona. y lo que comenta es lo siguiente: El acto sagrado, como el juego, define un círculo dentro del cual domina la rigidez absoluta y la objetividad de determinadas reglas en donde un orden, libremente diseñado,rodea y transforma objetos y personas, confiriéndoles un nuevo significado, una fuerza transmutadora, un acceso a una dimensión por completa distinta.
me gustaria mucho que me comentes este parrafo para entenderlo mejor

Anónimo dijo...

Hola, agradezco mucho tu comentario. No creo tener las respuestas para tu pregunta, pero sí un comentario. La cita se puede ver desde dos puntos de vista: el serio al que sólo mentes privilegiadas pueden entender y discernir; y el cotidiano, aquel que con algún desparpajo se ríe del comentario serio. La ideología subyacente se encuentra en el contexto. Creo que el texto habla de los formales y de los casuales, pero no me hagas caso del todo. Ojalá puedas opinar un poco más. Gracias.