11 de julio de 2014

LOS PRIMEROS COMPAÑEROS DE SAN FRANCISCO DE ASIS


San Francisco de Asís, nació en el año de 1181 en la provincia italiana de Umbría. En realidad se llamó Giovanni Bernardone, pero como desde muy joven le gustaba recitar apasionadamente canciones francesas, su padre Pietro, le sobrepuso el mote de Il Francesco. El llamado  Poverello d'Assisi tuvo una juventud licenciosa hasta que en el año de 1205, se vio sumergido en una larga enfermedad; al año siguiente tuvo un sueño místico y revelador que le empujaron a renunciar a los bienes materiales, a vivir en soledad, oración, y a convivir con pobres y leprosos.

En 1206 hizo suyo el hábito de ermitaño y meses adelante trabajó en la reparación de la ermita de la Porciúncula, en donde descubrió su vocación evangélica y apostólica. En 1208 formó una comunidad de misioneros y en menos de un año escribió su Regla que fue aceptada por el pontífice Inocencio III. La hermandad se llamó Orden de Frailes Menores. También fundó la vertiente femenina franciscana con el nombre de las Hermanas Clarisas. Fue un imitador de Cristo y es el primer caso que se conoce de estigmatización.

Dentro de la obra pictórica que aloja la Capilla de Nuestra Señora de la Luz, -la cual forma parte del ex convento de San Francisco de Pachuca.- se muestran varios óleos entre los que destaca uno, cuya composición representa la escena donde está San Francisco con sus primeros compañeros: Bernardo de Quitavalle y Pedro de Cattani, (falta Gil de Asís), quienes resultaron ser los fundadores de esa admirable orden evangelizadora que fue la primera en llegar a México para realizar su labor educativa y asistencial.

La pintura tiene un inquietante contraste de tonalidades e inspira en el espectador, por un lado los modelos estilísticos de la época y por otra el dialogo del autor que quiere comunicar el estado emocional y psíquico, de tres hombres que sueñan con la unidad del mundo, a través de Dios, en una rara conexión de lo terrestre con lo celestial.