17 de diciembre de 2008

EL ÚLTIMO PENSAMIENTO DE UNA FLOR MORIBUNDA

La flor más bella de un jardín particular, empezó de pronto a perder color. Pero no sólo fue eso. Lo más terrible e inesperado pasó en un día de los más esplendorosos del año; la flor bella comenzó a perder hojas y hasta comenzó a olvidar que era ella la más bella de todas las margaritas de la creación. La soberbia se empezó a convertir en miedo lentamente. A eso, algunas mentes sabias y resignadas le llaman envejecimiento. Quién sabe lo que sea eso. Pero parece que no es bueno.
A mí sólo me parece que es algo real y fatalista ni siquiera lo veo como desquite, pues la flor nació, dio lo mejor de sí y ahora dice adiós. Cumplió su ciclo. No me gusta pensar en eso, pero en realidad así es. Nadie pensaría que lo grandioso se vuelve polvo también, al igual que los que no reflexionan al respecto. ¿Entonces donde está la diferencia, quien es grande y quien no lo es? La verdad parece que el orgullo y poder de los humanos y hasta el de las flores, no son nada, comparados con el amor y poder de Dios. No es resignación ni nada de esas tonterias, es abrir los ojos y saber que vives sólo por Su Voluntad. Gracias hasta ahora que lo pude decir.

Todos los arcoíris venían a ver, a lo mejor por fama o curiosidad, a la flor inmortal pues era la delicia del momento. ¿Quién no se iba a enamorar de una dulzura así?

Nadie pensó que la flor más bella del jardín envejecería, pues lo bello jamás puede tener edad y eso era un razonamiento más que convincente. A lo mejor la bella no puede tener edad, pero debe morir inevitablemente.

Dijo la flor bella, todavía ensanchada y grandiosa en su pensamiento feliz, golosa y reina de las miradas, pues para eso se compró ropa linda y compitió con las feas para ganar el maldito concurso: “Hoy, al parecer, pasó un día más. Pasó según mi conciencia y entendimiento, pasó según la razón de los hombres que inventaron formas y fondos para explicar todo, todo hasta lo inexplicable. Pasó sin que nadie pueda detener el tiempo de morir o de callar, en ese concurso no se puede hacer trampas. Yo soy hermosa y las hermosas no pueden morir tan vulgarmente”

“Como decir cuan abominable es vivir con una mente loca y al mismo tiempo vomitar razón y conciencia, y escupir asqueada conocimiento y juicio, provocados por la espantosa cruda de saberse viva y de acercarse sin detenimiento a la muerte. Hoy pasaron veinticuatro horas según veo en mi reloj mortal, aunque yo no puedo imaginar como transcurrieron, pues se acabaron al instante justo antes de meditar en ellas. ¡Oh, pero que difíciles palabras son la conciencia, el entendimiento y la razón. ¿Habrá alguien que las entienda? ¿Serán inventos de la ilusión que la vida necesita para justificar su existencia, o de plano serán conceptos reales que existen afuera de los sueños? En la vitrina de la nada o tumba, no puede existir nada, ni sueños emanados de ese lugar ajeno al sufrimiento, aunque si existe la nada, entonces sí existe algo: la nada. De todos modos nadie nos puede reclamar, y si nos reclama, pues que estúpido, pues nadie le contestará”.

“Ahora, aquí estoy, lidiando con mi cobardía ante la muerte, frente al callejón de la nada, tratando de ahuyentar a los fantasmas que la provocan, haciendo conjuros para no morir todavía, perdiendo el tiempo, analizando mi miedo absurdo e imposible ante el cajón del final. Creyendo que los bellos no mueren, llorando por esos momentos en los que ya no sentiré lo que ahora siento. Todo eso lo hago en lugar de reír, de vivir y de agradecerle a Dios esta amarga, dulce e inolvidable experiencia que significa creer que uno ha vivido, reflexionado sobre esto y finalmente sentirse satisfecho por lo que uno ha escrito sobre este tema tan espinoso. O bien con tan sólo haber creído o engañarse que uno ha escrito al respecto. Soy la flor más bella de jardín pero también la más egoísta, creo que un resultado apareja al otro. Las otras flores más feas que yo no sufren por su muerte o si lo sufren no lo pueden decir, y si lo dicen, ¡maldición, a quien le importa que no sean como nosotros los bellos, pensantes o burgueses!. Creo que por eso no son mejores que yo. Pero sienten, y al reconocerlo (al reconocer eso), (me sublimo y vuelvo a ser mejor, ahora en actitud, mente y corazón), supero a los demás, aunque mi tumba no sea más linda que la de las otras flores feas”.

Soy la reina o al menos eso me hicieron sentir los que aman a la belleza. Claro no todos pues John Lennon por ejemplo, no lo hizo, pues él amó a una de las mujeres más feas del mundo, ¿pero a quien le importa la opinión de un maldito miópe?

“Las bellas y ricas también pensamos y hasta sentimos y si la vida es un sueño y su destino final es la muerte, entonces es un sueño colectivo, vamos embarrados en la misma barca que se dirige a ningun lado, bellos y feos”.

“En tal sentido, envidio a los locos, que no pueden reflexionar al respecto. A los perros que sólo buscan comida, sexo, descanso, sombra y sol, o juegos, sin atender celos desatinados, ni pretensiones de poder, ni siquiera intenciones de trascender, pues eso sólo les pasa a las mentes débiles que buscan la eternidad aunque ésta sea una maldición y una dolorosa busqueda inutil, y a los espíritus que tienen demasiado apego a la vida”. “Los que sufrimos al respecto somos los que reflexionamos al respecto”.

“Pero es una osadía pensar, imaginar o hasta adivinar: intuir que existe un más allá. Ahora tenemos música y la oportunidad de vivir y hasta de escribir tontamente al respecto. Es un atrevimiento ilógico creer que esto lo leerá alguien dentro de muchos años. Es soberbia y la soberbia se castiga, según intuyo, en indiferencia, y en el mejor de los casos, en olvido. El mundo gira sin estas necias palabras y gira a pesar de ellas”.

“Digo lo anterior con todo lo que mi pobre condición mental y física me permite, fui bella pero ahora voy en picada”. Las palabras de una loca no deben ser oídas. Señoritas pintense los labios ahora, ya les llegará la hora de despintarselos.

“Lo que nadie sabe es que en el otro plano los sentimientos, emociones y otras debilidades son distintos al mundo de hombres, mujeres y flores. En el otro está Dios, y ahí el inventor de estos ensueños, espera con amor a la gente buena”. Sin virgenes en su haber, sin labios pintados, pero con mucho amor a Dios, o a la intensión al menos.

Dijo la flor antes de morir; “fui bella, dijeron, y me dijeron, pero eso que importa ahora que estoy marchita y muerta. Me arrepiento de no haber correspondido a los halagos, pero yo que sabía”. La moral es muy valiosa entre los vivos. Y los halagos y el apego a la vida son los que les hacen persignarse y hacer fiestas cada año. Sólo que Dios vive a cada momento, no a cada año”.

“Disfruta mi foto de cuando yo era la flor más bella del universo” "En realidad en esa foto yo ya no vivía, pues me cortaron para el placer más malévolo de un humano. Fue un regalo por amor, como cuando alguien regala a un esclavo por lujo" Se necesita estar muy enamorada para regalar un ser vivo a otro ser vivo".

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