Septiembre es un mes que
siempre me ha gustado. Existen muchas canciones muy lindas que hacen referencia
a este lapso otoñal, ya sea en la letra o en el título. Recuerdo -en inglés-, por ejemplo: Sealed with a Kiss de Brian Hyland, September Morn(ning) de Neil
Diamond, September in the Rain de Frank Sinatra, See you in September de The
Four Seasons y la clásica de clásicas que jamás me ha dejado de gustar desde
que la conocí y que además fue uno de los primeros sencillos que compré en mi
vida allá por 1978 o 79: September de Earth, Wind & Fire. Todas muy bien
hechas y de alto contenido emocional.
No
obstante, había de manera particular otra canción inquietante que escuché por primera vez en
Radio 6 20 (¿Qué canción no conocí en ese entrañable y educativo espacio radiofónico?,
desde luego estoy exagerando, pero básicamente esa estación fue la que formó mi
cultura musical). Era una canción instrumental, rítmica, contagiosa y, hasta
alegre y soñadora, se llamaba “Tuya en septiembre” con el ingente Bobby Darin.
Como
buen coleccionista de música hermosa, emprendí una afanosa búsqueda tras ella
(como tantas otras) por cielo, mar y tierra. Nunca la encontré.
Ya
resignado, un buen día -uno de esos días en que se tiene mucha suerte-, andaba escudriñando,
(es decir me andaba asomando, casi por inercia) en los botaderos de discos usados
(en ese tiempo sólo eran vinilos), queriendo encontrar discos raros de Los
Beatles. Para ello me habían dicho que en la colonia Roma de la ciudad de
México había una tienda muy prestigiada en materiales discográficos de segunda mano, se llamaba
Disco Recuerdo. En la primera oportunidad que tuve fui a la tienda en comento y
comencé a hurgar en los cajones como de costumbre, ya cansado de ver casi lo
mismo, de pronto vi un LP que me llamó mucho la atención por la portada que
aunque era muy vieja, era a color, subí la mirada y leí con asombro que el
intérprete del álbum era nada más ni nada menos que el genial multi
instrumentista, cantante y compositor Bobby Darin. Hay que decir que el neoyorquino
Darin tuvo éxitos sensacionales aunque a mí la canción que verdaderamente me
fascina con su voz es “El mar” (esta pieza fue más conocida en la versión
orquestal de Ray Conniff). Por instinto giré el disco para ver las melodías y
cuando vi que traía la de Beyond the Sea, confirmé la sospecha de que el disco
debía ser mío, cualquier duda se despejó cuando al final del listado venía
“Come September”, que era nada más ni nada menos que la de “Tuya en
septiembre”. Estreché el disco contra mi pecho y miré para todos lados, como tratando
de evitar que alguien me lo pudiese arrebatar de las manos. Cuando pregunté por
el costo, se me hizo una barbaridad el precio, muy alto, sobre todo si
consideramos que era un disco usado; luego miré el vinil y me di cuenta que
estaba en buen estado. Sin embargo lo que en realidad me sedujo y me empujo definitivamente
para lograr su adquisición, fue que en la parte posterior tenía escrito a mano está
leyenda:
“Recuerdo
de cuando fuimos a ver esta película juntos, con amor, de César para Cristina,
28 de abril de 1962”.
En efecto, el álbum era el
soundtrack o banda sonora de la película “Tuya en septiembre”, (yo hasta
entonces no sabía que el tema le daba título a una película). La divertida
comedia que fue filmada a color, estuvo protagonizada por el célebre galán Rock
Hudson, Gina Lollobrigida y Sandra Dee, esposa del propio Bobby Darin quien
también actúa en el filme que se estrenó en agosto de 1961 en Estados Unidos, bajo
la dirección de Robert Mulligan con un guion de Stanley Shapiro.
La dedicatoria que venía
escrita en el disco fue un dulce cordero para mi hambrienta imaginación de
lobo. Me transporté a un mundo donde la juventud era otra, otras sus modas y otros sus gustos. (Fácilmente César y Cristina podrían ser mis padres). Mientras
viajaba de regreso a casa, empecé a reconstruir muchos trocitos de un
rompecabezas ficticio: ¿Habrán sido novios, o estaban en proceso? Se ve que a
los dos les gustó la película, tan así que César compró el álbum y se lo
obsequió a Cristina en un gestó caballeroso y conquistador por un lado, pero generoso
y romántico por otro, pues cualquiera se hubiese quedado con el disco. ¿Fue una
muestra de amistad o una señal de amor? ¿Qué habrá pasado con ellos? Sea lo que
fuere, lo más probable es que esa relación terminó, o tal vez ni siquiera inició
nunca. Pudo acabar de diferentes formas, un divorcio, la muerte de alguno de
ellos, en fin. Una de las certezas exitosas que deduje, es que ella ya no
quería saber nada de esa película o de ese disco, porqué de otro modo no se
hubiese desprendido del supradicho, (aunque también cabe la posibilidad de que se
lo hubiesen robado). En esos surcos se alojan momentos robados al tiempo que ya son de imposible
reconstrucción histórica. Pero momentos al fin.
¡Son tantas cosas! Lo
tangible y real es que el álbum ya convive en mis estantes rodeado de otros
colegas con historias tan parecidas y a su vez tan distintas. Debido a los
detalles comentados, es una de mis piezas favoritas. Y si por alguna casualidad
extraña, Cesar, Cristina o algún hijo de ellos lee esto, sería increíblemente gustoso para mi devolverles el álbum.
Y como dice en la reseña de
la contraportada:
“En síntesis: es un disco de
electrizantes resultados”.
3 comentarios:
Esa melodia a mi tambien me gusta mucho. desconocia que hubiese una pelicula cuyo tema musical fuese tuya en septiembre. Como siempre lindo personaje gracias por compartir tus vivencias
Mientras haya lápiz, papel y un pretexto siempre le darás el toque poético y romántico. Muy bello!!!
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