Mi familia, amigos y enemigos, siempre me han tildado y
tachado como un férreo crítico de las políticas públicas en todos los niveles, dicen
que acentúo mi ferocidad rigorista en mi pueblote: Mi Pachuca. Pero es que francamente,
muchas acciones de gobierno responden a todo, menos a las necesidades
ciudadanas, verdaderas y cotidianas de los que vivimos en la Bella Airosa. Lo
que a continuación expreso, lo hago con un sentido de historiador, es verdad, pero
sobre todo con un sentido de un habitante más, de un lugareño que ha respirado
más de una vez, el aire añejo y poseído, ese que sabe a ámbar, a cerveza, y a
felicidad, es mi pequeño núcleo urbano.
Es de sobra conocida la pasión pública e incondicional que
le tengo a la capital del estado de Hidalgo; siempre he apologizado sobre ella,
sea en escritos, libros o conferencias, especialmente fuera de sus fronteras.
Todo mi trabajo como escritor, comunicador en medios y curador de museos, entre
otros, se dirige a ensalzar a Pachuca, (baste recordar mi frase dominical que
ya ha sido hasta parodiada: “Deja brillar la luz del amor en Pachuca”). Yo sí
amo el lugar donde vivo con sus pocas bellezas y muchas anomalías. Aquí nací y
aquí quiero ser enterrado.
Se me da no casualmente, el despotricar contra las
autoridades que hacen los proyectos, pensando más en la comprobación de gastos
que en la funcionalidad y servicio; y como ejemplo pongo al horrendo retorno de
la plaza de toros, que no tiene nada de práctico ni mucho menos de estético.
Podría seguirme con otras 21 obras de mala calidad.
Pero en esta ocasión quiero referirme a un gran ACIERTO que
tuvo la administración pública en sus tres niveles: el concretar el macro mural
artístico del cerro de Cubitos y Palmitas. Se trata nada más ni nada menos que de
una magna composición pictórica de veinte mil metros cuadrados que seguramente
ya rompió el record mundial de Guiness, (eso
aunado al enorme pisal del parque Ben Gurión, del que se dice es el mosaico más
grande del planeta), de pronto Pachuca un pequeño pueblo minero, explotado y
saqueado, alguna vez capital del turismo sexual, se vuelve acaso, una atracción
nacional y en el último de ellos, en una curiosidad internacional.
Las palmas no se las lleva del todo el ayuntamiento, en
realidad fue la Pronapred, quien al tratar de disminuir la delincuencia y
peligrosidad en estos barrios altos, emprendió esta gran idea: combatir la
violencia con la cultura. Casi todos los vecinos participaron y las pandillas
enemigas se unieron, todo con tal de tener una identidad, de sentirse vistos y pensados por el mundo. Fueron
más de 200 casas las que se pintaron y el motivo alegórico de la imagen, fueron
las ráfagas de viento típicas de Pachuca: El aire es el símbolo de la ciudad.
¡Y vaya que quedó hermoso!
Como apunte aparte digo que yo solía caminar por ahí de
niño.
El resultado final me recuerda a las famosas favelas
brasileñas, o al clásico barrio de Boca, en Buenos Aires, Argentina, al que
tuve la oportunidad de conocer.
Nuestro sector quedó bellísimo. Pero ahora, no sólo se
trata de maquillar fachadas, se le debe dar vida a estos barrios, con
atracciones gastronómicas, comerciales o de entretenimiento. Generar empleo y
abatir la pobreza. El turista se debe sentir seguro y en cierta forma extraño,
al visitar otro mundo, porque con este gran logro, se puede acceder y se puede obtener
la categoría del PRIMER BARRIO MAGICO de
México. La grandiosidad del barrio consiste en las mil escalinatas y en las
pinturas interiores que se pueden ver en callejones, calles y canchas de usos
múltiples que se pueden gozar en un paseo cansado pero didáctico y hasta
entretenido y por qué no, audaz.
Yo, enloquecido y feliz aplaudo esa idea genial, no sólo
porque enaltece a mi amada ciudad a la que no cambio por nada, (a pesar que he
conocido en otras latitudes del mundo, otras verdaderas metrópolis bellas a más
no poder).
A mi pueblo-ciudad no lo cambio por nada, y menos porque me une el cordón
umbilical, emocional, espiritual y mental, yo nací (en ese tiempo) en el barrio
de Cubitos. Entonces éramos los más creativos de la ciudad, (recuérdese el gran
Vía Crusis, entre otros). Ahora los vecinos lo son, (yo ya no vivo ahí, me expulsaron
por ser tan criticón). Pero amo a Cubitos con todo mi corazón. Amo a mi colonia
pobre, a mi ciudad hermosa y amo a John Lennon Forever!!! (A lo mejor peco de
soberbio, pero es lo que siento). En la colonia Cubitos conocí el béisbol y la
música que desborda mis sentidos.
Lo ideal sería que algunos patrocinadores continuaran (con
su apoyo económico), pintando las otras desguarnecidas casas de los cerros
vecinos, creo que también tienen derecho. También forman parte del paisaje
enigmático y etéreo de las alturas de los pobres.
Todo es Pachuca, y me consta que dinero sí hay, he conocido
por casualidad fraccionamientos residenciales muy hermosos. Dinero existe,
esperemos a ver si también existe conciencia, solidaridad y voluntad. Pues Pachuca, ¡es lo mejor de México! (¿Alguien dijo, del
mundo? Me pareció oír eso).
2 comentarios:
Ya extrañaba un blog tuyo lindo personaje y al igual que los anteriores muy interesante yo lo mismo que tu amo esta ciudad ya que e vivido aqui por mas de 45 años aunque yo naci en el DF. No sabia el significado del mural aunque como dices le da otra vista a la ciudad , a las colonias de cubitos y palmitas ,se agradece que aqui en tu blog hables de nuestra hermosa ciudad ya que tu blog es leido mas alla de nuestras frontreras. Me gustaria escribieras algo de Mestitlan una ciudad que me gusta mucho.
Siempre es bueno conocer lugares con personas afines. Se aprecia mucho más. Gracias por el comentario.
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